¿Dónde?

Las he buscado en el aquí y en el ahora. En este presente, que según dicen, fluye como el agua de río que no se detiene.

Las del pasado están atrapadas en pinturas, libros y versos de poesía. Probablemente ahora estén muertas. O somnolientas.

Esa casa que promete futuros en realidad no existe. Si alguien se ha atrevido a secuestrarlas, le daré muerte en silencio hasta desangrarlo de toda la tinta robada.

No cabe la menor duda, ni está el tiempo para sutilezas. Si no están en ningún vértice del tiempo ni transitan este oscuro espacio...

¿A dónde carajos se me han escapado las musas?

Pequeño diablo.

Y al final, ¿quién es ese pequeño demonio? No es sino la desdicha vagando por la ciudad, en forma de niño desnutrido, con mucha hambre y con ganas de matar por un fragmento de fruta con crema para batir encima.

Un juguete.

¡Pero que poetas tan poco observadores! Idealizando a la luna siempre y no se dan cuenta que es sólo el yoyo de la Tierra. Y cuando tiembla es porque una suerte de yoyo le ha salido mal en la pobre órbita.

Roldán de Ridere.