Tren Literario

Tren Literario
No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

domingo, 5 de julio de 2015

Receta para alejar la tristeza.

Si usted está triste, y mire que la tristeza no se fija en condición social o poderes adquisitivos, debe seguir una receta infalible al pie de la letra. No es la gran cosa, pero si lo está, verá usted cómo al instante se siente mucho mejor para continuar con sus labores. Además no necesita de un espacio preparado, conque lo haga todos los días a las horas correctas y de la manera correcta.

Si la tristeza lo invade, levántese después de que haya sonado el despertador. Entre a su baño, lave sus dientes, reciba la ducha y mire el reloj de vez en vez para que no se le haga tarde. Llegar tarde trae infelicidad. Vístase como acostumbra, anúdese la corbata o cepille su pelo, use perfume, cuide cada detalle de su imagen para que el exterior lo reciba radiante.

Desayune, olvide algo al salir de la casa y regrese echando alguna que otra quejita no tan altisonante. Recupere lo que ha olvidado, azote la puerta para que los demás vecinos noten su presencia y súbase al auto. Pronto estará usted en ese dulce reciclamiento de las cosas que nos acontece todos los días. Ya sabe: la ciudad ruidosa, el tránsito congestionado, maldiciones flotando en cada cajuela. Escuche las noticias: siempre dicen algo de lo que hay que cuidarse. Reciclar es bueno. Debe reciclar también sus días.

En el trabajo haga lo que acostumbra con un ligero toque distinto y elegante: por ejemplo lleve una corbata diferente. No le voy a repetir el regreso porque al reciclar, notará usted que el proceso es el mismo, sólo que afuera está un poco más oscuro. No acepte comida desconocida que su estómago no tolere. Llegue a casa a encender el televisor y ponga algo sin importancia. Las voces que salen de ahí harán pensar en una grata compañía, porque la soledad destruye, aísla y entristece.

Sobre todo, cuídese de cruzarse con esa vecina loca que vive arriba de usted. Esa joven inmadura que siempre sonríe por cualquier estupidez, que no trabaja en algo serio y que lleva su clarinete para hacer ruido en algún lugar. Ni siquiera se arregla el pelo. Evítela a toda costa, sólo va a contaminarlo y pondrá en duda su dulce reciclar que hasta ahora ha estado llevando a la perfección. Si se la topa en el coche vecino durante el tránsito, no voltee a verla. Ella se deja llevar por el canto y en arranques de locura eleva la voz. Jamás usa el claxon. Nunca fuma. Vea: no cepilló su cabello. Ella no recicla y de tanta tristeza ha quedado loca por la vida.

Cierre sus vidrios inmediatamente y quéjese sobre ello en las oficinas para tener aliados poderosos. Si se atreve, porque sé que es difícil, échele una mirada lateral de desprecio y asco. Comience a elucubrar sobre su condición social, juzgue su auto y compárelo con el suyo. Eso siempre da felicidad porque de antemano sabe que la moda no puede equivocarse en este precioso mundo. Platique con personas afines a usted y que saben reciclar las charlas. Salude como siempre, con algo tan clásico como el "buenos días, ¿cómo está usted?". Lo clásico es perfecto. Nunca falla ni pone nada en desorden. Salude a más amigos así para que se le olvide esa insensatez que su vecina inventa cada día del año.

Ya cuando esté a punto de dormir, deje las noticias encendidas para sentirse acompañado. Verá usted que pronto queda dormido con una enorme sonrisa. Repita esto todos los días y verá con gusto que todo fluye como debería.

Ah, y si es posible, no reflexione mucho. Eso déjelo a los filósofos, que es su trabajo.