Servid la neblina en copas.
Beberla para que me deje medio ciego.
No quiero saber lo que hay delante.
Haced brindis conmigo.
Con la neblina.
¡Por la incertidumbre y la duda!
Que el que mucho sabe, poco adivina.
¡Por el misterio y un desliz destino!
No quiero mirar más allá.
Servidla ya mismo ahora.
Brindad conmigo y por la adivinanza de fortunas.
Chocad las copas a poco, lento.
Susurro de cristales que se tocan.
¡Por el espejismo de una dulzura!
¡Por la silueta de un camino!
Brindad con neblina pura.
Y llorad por nada, con premura.
27 letras y la infinita imaginación. Letras que vienen desde algunas profundidades, de otras sinceridades del alma y de curiosidades del espíritu.
Tren Literario

No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn
domingo, 30 de diciembre de 2012
domingo, 16 de diciembre de 2012
Sírvame la palabra.
Y así, con semejante peligro desenvainado, caballero respetable, no me puedo creer que queráis poner por delante la palabra. Así, vuestra merced, con la mano temblando sobre el tahalí y una mirada de daga en mi frente. ¿Cómo puedo confiar si desde antes ya habéis hecho deslizar la espada, cuyo trueno metálico calla de inmediato cualquier boca y desazona algún diálogo que nace?
No. Vuestra merced mata ya todas las plumas de más refinado plumaje y escritura en cuanto sostiene la empuñadura de ese artilugio que escribirá, sí, pero con sangre las tierras.
No. Vuestra merced mata ya todas las plumas de más refinado plumaje y escritura en cuanto sostiene la empuñadura de ese artilugio que escribirá, sí, pero con sangre las tierras.
lunes, 10 de diciembre de 2012
No soy yo, eres tú.
No es el frío el que consumirá un incendio del deseo de amar, pues apenas brota la chispa, la soledad que me envías lo extermina.
No es tampoco la lluvia la que inunda la arquitectura del alma, es más bien la tristeza que mandas el mar salado de llantos y sollozos nocturnos.
No es mucho menos el viento el que me arrebata esas ilusiones postergadas, sino tu bofetada de ingratos recuerdos.
Menos es el sol el que entibia este aferrado cuerpo en los días de invierno, sino tu débil esperanza como una vela larga que se consume y todavía no acaba.
En resumen, musa imaginaria, dictadora del destino y escritora de mis romances, en cuestiones del amor no soy yo. Eres tú con tus celos fantasma la culpable de esta irreal y desierta desgracia.
No es tampoco la lluvia la que inunda la arquitectura del alma, es más bien la tristeza que mandas el mar salado de llantos y sollozos nocturnos.
No es mucho menos el viento el que me arrebata esas ilusiones postergadas, sino tu bofetada de ingratos recuerdos.
Menos es el sol el que entibia este aferrado cuerpo en los días de invierno, sino tu débil esperanza como una vela larga que se consume y todavía no acaba.
En resumen, musa imaginaria, dictadora del destino y escritora de mis romances, en cuestiones del amor no soy yo. Eres tú con tus celos fantasma la culpable de esta irreal y desierta desgracia.
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