Tren Literario

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No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

lunes, 3 de octubre de 2016

Paralgo.

"Nada que un buen pararocas no pueda solucionar", comentaba el ingenioso inventor de muchos artilugios para evitar ser golpeado por numerosos objetos que provenían del cielo.

Todo comenzó en algún año que no quiero mencionar porque es irrelevante para esta historia. Tampoco nos importa el día, ni la hora, así que omitiremos esos superfluos detalles. El lugar sí es importante. Ocurrió en un bosque, cuando a una ardilla se le ocurrió dejar caer una bellota sobre la cabeza de Boon. Ah, por si pregunta quién es, es justamente el inventor.

Allí Boon tuvo una idea. Inventar un parabellotas. Porque las para. Las detiene. Las hace rebotar. Tomó un casco común y le puso unos elásticos arriba, porque también detestó el sonido producido del impacto de la bellota sobre el revestimiento del casco. Pronto se dio cuenta de que había que inventar muchos artilugios que detuvieran objetos. Según el peso, textura y tamaño de ellos. Así nacieron los paracanicas, paracáscaras, parapájaros y paracacas.

Todo mundo sabe que un paraguas no es capaz de detener todo eso. Además, las cosas se inventan para algo en específico. No se puede usar un paraguas para detener cacas de pájaros. Sí es posible, pero no fue creado para ese fin. Así que, si está planeando ir a un bosque lleno de aves que recién comieron, debería pensar seriamente en llevarse un paracacas.

Boon está trabajando actualmente en un paralgo. Ese objeto podría usarse para muchas cosas y para detener muchos objetos, pero aún quedan muchos años de trabajo y de investigación al respecto.

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