Eso es imposible. La pluma no tiene el poder de manipular su propio espacio, más allá del que le impone el que la sujeta. La pluma sólo sigue en la primera dimensión, pero no comprende ni sabe que existe otra: tal cosa llamada "vuelta de página". Cuando eso ocurre, para la pluma, el espacio está limpio una vez más. No sabe cómo ni cuándo, pero la primera dimensión donde estaba lo escrito ha sido transferida temporalmente a donde podrá recuperarse después.
Para ella, un libro es como una carrera infinita, con una página interminable que por convención el escritor la ha adecuado y contenido en un molde llamado "libro". A la pluma le gustaría saber, más que conocer el número de libros producidos, el número de palabras que ha dejado caer en el mundo. El récord es mucho más impactante de esa forma.
Vuelta a la escritura, 22 de junio, 2022.
Para la rectificación de los tiempos perdidos.
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