Tren Literario

Tren Literario
No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

jueves, 25 de mayo de 2017

La hoja en blanco.

Este era un escritor que se enfrentaba muchas veces al problema de la hoja en blanco. Aunado a ello, se enfrentaba al bloqueo del escritor. Solía fumarse un cigarrillo ante la desesperación; lo tomaba y daba una aspiración profunda, contenía el humo y luego lo expulsaba lentamente para relajarse. Miraba consumirse el cigarrillo y volvía con ánimos para confrontar la hoja en blanco.

Al no recibir ninguna idea de parte de nada, comenzaba a dar golpes con su frente contra un libro, en un místico afán por hacer que las ideas llegaran a su mente. En ocasiones recibía ideas de una mosca, de un gato sobre el cordón, de la gente, de las groserías, de sus vecinos, de su novia o de la máquina de escribir. Viajaba en tren y llevaba una libretita de mano para apuntar esas ideas que se convertirían en cuentos, en novelas, en diálogos o en poesía.

Esta vez nada lo movió. Comenzó pronto a llover y pensó que era buena idea versar sobre la lluvia, pero no encontraba las rimas apropiadas y borraba todo nuevamente. Pasaba otro cigarrillo entre sus dedos y entre sus pulmones, durante cinco minutos, hasta agotárselo y disponerse a escribir de nuevo. Le había caído ese día una pequeña maldición de la hoja en blanco.

Finalmente, después de batallar muchas horas, encontró la solución: fue a la papelería a comprar papel negro y un bolígrafo de tinta blanca. Y así, invertido, le brotaron las ideas como plaga. Se dice que publicó su libro en un solo día.

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