Tren Literario

Tren Literario
No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

jueves, 4 de julio de 2019

Vueltos papel, vueltos letras.

En la inevitable ruleta de la realidad, inmersos y ocultos, subyacen los personajes que nos habitan. La ficción es tan imprescindible para las almas como lo es el aire para las células.

No basta decir que nos gusta la literatura, que leer es un buen hábito. Es determinante percatarnos que la literatura está contenida en nosotros: somos los universos andantes y cinéticos de toda una galería de tramas, personajes, eventos y novelas. Hemos ido un paso más adelante y creado los paradigmas del cine. Son esas otras historias sin las cuales no estamos completos.

Aquél que nunca cuenta nada, que no tiene una pizca de ficción que decir a los demás, se seca y corroe por dentro. Al vaciar las palabras en una hoja de papel o pantalla, a través de una pluma, de un teclado, logramos transmutar las emociones en algo concreto que los demás leen, viven, experimentan y transforman. Escribir es volver a vivir y desahogar las historias para que la vida siga fluyendo como el río de tinta coherente que llamamos "cuento".

Estamos vueltos papel, aunque como depositarios de las ideas del mundo no sepamos cómo redirigir, al principio con imprecisión, el libro latente que todos por derecho y obligación, debemos escribir. Somos, me atrevo a sostener, libros hechos personas. Deseamos que las historias contenidas en la mente sean propagadas como un virus, infectando de sentido crítico el intelecto de nuestros colegas y lectores.

Escapar de la literatura es querer huir de lo intrínseco al espíritu: el deseo de reflejarnos en los otros.

Vueltos papel o vueltos otra materia con la misma susceptibilidad de ser grabada y rellenada de memorias del mundo. Piedra, pergamino, hoja de árbol o algo etéreo que cruza el planeta en cuestión de segundos: la red, la nube. La literatura contenida en un disco. El discurso pregrabado del autor. El legado para otras generaciones. El antiguo libro de las páginas que están por desmoronarse y que una fotografía digital inmortalizaría...

Es inevitable. Inconmensurable. Vueltos letras, desde los siglos anteriores y hacia la incertidumbre, la cual se estabiliza por el código perfectivo que también cobra conciencia: el lenguaje escrito. De tal suerte que podemos asegurar: conozca a aquella mujer, aquel hombre, y conocerá también al misterioso libro que trae dentro, del cual vive y respira, sobre el cual relata los fuegos y las tormentas de su propia vida.

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