Tren Literario

Tren Literario
No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

lunes, 29 de julio de 2019

¿Y para qué sirve?

Hoy una idea estuvo pululando por la mente, cual abeja que zumba cerca de los oídos y no se va hasta que se ha resuelto su problema: ¿Para qué sirve la literatura?

Dejemos de lado el fin último: el entretenimiento, que es alimento diario del espíritu. La literatura sirve además para enterarse del conocimiento que ha sido forjado por los pensamientos de cualquier sapiens y que se ha transformado para evocar algún tiempo remoto. Más allá del abordamiento primigenio hacia cualquier obra, la literatura nos sirve para vivir esas otras vidas que no nos atreveríamos en las condiciones actuales de existencia. Habitamos temporalmente la psique de los personajes para empatizar con ellos o desdeñarlos.

Nos gusta jugar a ser dioses que todo lo pueden ver. Nos involucramos ligeramente con el problema de un carácter ficticio, pero no nos volvemos él, porque cerramos el libro y la literatura queda guardada para otra ocasión. La buscamos porque suelen aburrirnos los paradigmas convencionales de la realidad a la que somos inherentes. Y si obtenemos un evento interesante, lo vaciamos escribiendo otra literatura para que los demás la gocen.

La literatura nos enseña, como una ventana o túnel de escape, esa oportunidad de cruzar la dimensión unipersonal hacia las voces de otro tiempo. Los sapiens no pueden avanzar si dejan de lado el nutrimento intelectual diario de una buena novela, de una obra de arte, del enriquecimiento del sentido crítico al adaptar dicha obra a nuestra vida.

Y luego la literatura se vuelve visual, auditiva y experimental.

La abeja no se ha retirado del todo. Más bien fue a llamar a otras abejas que siguen rondando...

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