Tren Literario

Tren Literario
No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

sábado, 12 de marzo de 2011

Ecos en la distancia.

He venido pensando que los relojes no son mis amigos. Me gusta el eco de las manecillas, la danza del minutero y el horario cuando se toman de la mano a las seis en punto. Pero no son mis amigos. Muchos me prometieron darme señales de una novedad, de algo que cambiará mi vida para siempre, de un giro de 360 grados o algún equinoccio de primavera con noticias extraordinarias.

Tras darle unos deslices al piano, se le ocurrió a alguien tocar su violín, en una extraña fusión de instrumentos. Quería seguir sus acordes, pero me quedé extasiado oyendo los ecos de las cuerdas en la distancia, como si anunciaran algo que aún no entiendo. Después copié la melodía y unos grandes tic tacs interrumpieron.

¿Es que acaso dos instrumentos pueden amarse así, a lo lejos? ¿No serían lamentos perdidos en busca de algo? Sólo los sueños lo saben. Nostalgia de esos ecos en la distancia. Mis pies se apresuraban a salir para buscarlo, entre los jardines de varios edificios elegantes. Nada. Salí y perdí la voz de ese violín. Ya no pude agradecerle lo mucho que me había espantado el sueño, porque ahora no podré dormir imaginando que alguien le escribe cartas-melodías románticas a mi piano, y él contesta siempre, aunque se lamente de no poder moverse y desea todo el tiempo tocar en la misma habitación que ese compañero entrañable.

Quizá en algún otro tiempo darán un concierto inimaginable...

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