Báñate bajo la lluvia como en aquella primavera.
El regalo tibio de la amargura de las nubes.
Cuando rocen tu piel bendecirás las gotas, ángel de la tristeza.
La túnica pesa húmeda, despójate de tu carga.
Envuélvete mejor en tus propias alas.
Y llora al fin, que nadie te mira en el diluvio de tu alma.
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