Nos ha creado un bello lenguaje, que es la evolución de los aparatos de telefonía con el objetivo de conquistar dedos y ojos. Para muchos ha sido una descomposición, porque a mí al principio también me ha hecho enojar. Sólo que es mejor dejarse llevar alguna vez por el pseudolenguaje y despúes utilizar una llamada para corregir o arreglar todo.
Nos cambia las palabras: casa por cosa, carro por cargo, origen por oiga; sólo por mencionar algunas. Y cuando no las cambia, las tergiversa en un macabro pero gustoso idioma que más o menos se entiende y que así lo reciben las personas. No se puede ser perfecto con teclados digitales pequeños y dedos grandes. También podríamos escribir con el meñique.
Así, en un normal gerundio durmiendo, de repente nos sale con un dormibdi. Allí comienza el juego. O borramos toda la oración para corregir o lo lanzamos con el riesgo de que no nos entiendan. O bien, que nos entiendan y les valga cacahuate.
Véase el cambio de un te amo por tivami. Las letras -i- por estar tan pegadas a la -o- sufren consecuencias. Igual pasa en corriendo por cottiebdi.
Suena a un lenguaje perdido.
tivami dormibdi y cottiebdi.
Estas son sólo algunas. Hay más. Pululan por toda la red digital. Se podría crear una bella composición magnífica con todo eso.
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