Le temes al infierno, pero olvidas que reviviste los fuegos y te quemaste de celos, ardiste en plena envidia.
Clamas por el cielo, pero olvidas que fuiste cientos con el alma en la mano y besos en la boca con sabor a orquídea.
Cuestionas el purgatorio, pero aquí mismo has sufrido la desdicha cuando te arrancaron los latidos del pecho.
Buscas lo que ya has probado sin darte cuenta. ¿Para qué seguir buscando?
Sólo llama a tu Belcebú correcto, a tu santísima figura hecha carne o a tu verdugo de amor que te mate por episodios, hasta que no sangres rojo sino translúcido linfa, signo de tu alma vacía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario