La pluma es en realidad un arma,
una espada de la conciencia
y con la razón de escudo
enfrentamiento seguro,
contra indiferencia.
El pergamino entregado
a un vasallo leal de buena estatura,
guiarle ha por buen camino
y sosegado de mente
acometer su destino
con convincente literatura.
Mas si ha de fallar,
la letra de negro sangrada
desenvainará la daga
para hacer entrar por fuerza
lo que no pudo la palabra.
Por ello debe tener más filo,
la poesía,
en la punta de pluma engarzada,
para matar toda esperanza
de una posible encrucijada.
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