Tren Literario

Tren Literario
No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

martes, 29 de enero de 2013

Bosque.

Verdes y largas sinapsis de la tierra con el cielo. Los caminos para sentir el alma del mundo. Los túneles de viaje donde circulan los sueños de los que duermen.

viernes, 25 de enero de 2013

Desaparecidos en cadena

dónde quedaron todos ellos los que me hacen distinguir una oración de otra dónde las murallas que contienen al texto y dónde esconden los respiros para leer esto qué clase de extraño demonio se escabulló con una gran carga de signos de puntuación

martes, 22 de enero de 2013

A un pequeño escarabajo.

Este no es poema complicado,
no habla de metáforas,
ni rimas perversas,
ni tampoco garabatos de palabras.

No confunde el corazón lector.
No tiene métricas, ni tuercas retorcidas.
Es poema sencillo, ingenuo.
Podría decirse que un niño lo hizo.

Pues entre tanto poema suelto
de delirio, amor, sangre y olvido
se olvidaron más bien
de lo básico de un creador.

Aquí no hay hilos de fondo,
ni interpretaciones adicionales.
Ni las lágrimas son dagas,
ni las miradas feos cuchillos.

No habrá sueños de color,
ni retóricas de cristal,
ni suntuosas palabras,
menos interpretaciones miles.

No le busques al poema
veinte signos.
Pues sólo habla,
de un titán pequeño en un árbol.

Un escarabajo de sol empedernido,
cortando una corteza con brío
como si tuviera el árbol
adentro un latido.

sábado, 19 de enero de 2013

Del universo al plato.

Hace falta un puñado de estrellas para sazonar el cereal. La vía láctea baña los planetas con su blanco y puro líquido. Esa diosa madre celeste, lejana, cuyos senos desbordan leche para el sistema solar. Otro puñado de meteoros para volver la vida crujiente. Y al final, delicadas muestras de bocados, nebulosas que saben como algodón de azúcar que se deshace sobre la lengua.

miércoles, 16 de enero de 2013

Antipoema.

Descubre el velo de la oscuridad
sagrada en un dolmen de frío
cuya efímera nostalgia turba la impaciencia
del dolor acrisolado, perfume fino,
digna habitación saliente cuando
tu silencio y el nido de amalgamas
con hiel y fuego deconstruido,
vacía el alma.

Emana colores invisibles,
pues la luz iracunda enfebrece
un sonido, una sutil arbórea
conspiración de los desgastados
sonidos sin raíces.

(Confundido lector, no tratéis de entender este antipoema, la verdad no tiene ningún sentido. Dicen algunos arrogantes poetas expertos que vos le encontraréis una interpretación. ¿Me preguntáis que cómo surgió? Abrí el diccionario en páginas aleatorias y luego metí las palabras a un molino).

lunes, 14 de enero de 2013

Anzuelo.

Lleva el hombre pescando en el lago todas las noches, sin poder sacar esa fruta gigante, blanca y reluciente de la que hablan todos los poetas.

No sabe que arriba de él, en el firmamento, están todas las semillas regadas de los gigantes que ya la devoraron...

jueves, 10 de enero de 2013

Jugar con ellas - I

Tanto poeta que anda suelto por allí, con el corazón hecho palabras románticas. Tanto cuentista tejiendo de la madeja silábica. Ah, y además otro tanto de novelistas respirando con fuerza las consonantes y haciendo reír las vocales. Y todo por jugar con ellas.

Estarán en los libreros, y los libros con una palabra entera como lengua de fuera. Y en la sopa, caliente de letras. Humeando de las fábricas las negras F y nadando en los mares muchas recicladas palabras perdidas. Un niño que saca a pasear a su mayúscula predilecta, con una correa hecha de poesías pequeñas. Y todo por jugar con ellas.

Se pelean unas con otras en cada página y llega el maestro lector, con anteojos grandes, cuyos ojos casi se salen por el cristal, y allí se contienen las palabras como niñas regañadas, ordenando sus letras claras. Cuelgan aburridas en los letreros de las tiendas, en los avisos escritos con pluma fea y bailarina caligrafía, en los puestos de comida y una que otra rata trae vocales arrastrando por las alcantarillas. Y todo por jugar con ellas.

Los niños jugando, soltando los "ayayays" y los "jajajás". Algunas veces los "jejejé" y otras los "lalalás". Flotando en el cielo las nubes que absorben palabras como lluvia. Cuelgan de los árboles unas M fantásticas y maduras, o las P del racimo más alto de las palmeras. Casi descalabra la C al nativo que ya hace proeza para esquivar. Se deshilachan las ropas en estrofas sin sentido. Y todo por jugar con ellas.

Se las bebe medio mundo en jarras todos los días y se salen en bocanadas con dichosas carcajadas. Al dormir flotan las que sobraron del día y uno que otro gato se pone a perseguirlas. Y esas que vienen en cartas, ¡qué bien que agradan! Si la noticia es buena venga una ensalada de palabras. Y largos trenes de lenguaje que forman esculturas, majestuosas ellas, como el quiquiriquí o el abracadabra. Y todo por jugar con ellas.

Y en vez de amarrar las agujetas están los viejos sabios atando cabos de fragmentos. Llega una palabra mordida y remendada, otra torcida para el escultor, una descolorada para el pintante y una no domesticada para el ejecutor. Sin embargo dice el señor chef que todas tienen lo suyo, un aroma y otras un amargo sabor. Palabras para todos, qué ricas sumergidas en un noble licor. Y todo por jugar con ellas.

No se aburren las condenadas, salen como del molino que canta con el aire en el viejo sembradío. Juegan siempre, saltan, se esconden, se omiten y luego reaparecen. Aquellos autores de poca paciencia ya azotan los puños en la mesa por haber perdido unas hermosas, otras misteriosas y unas añejas, tan grandes como valiosas. Y todo por jugar con ellas.

Se arrastran luego por encontrar escritor que las aprecie, serpentean y llega algún amo y señor de las narrativas para ordenarlas entre murallas parrafísticas. ¡A alinearse, a distribuirse, a entenderse! Otras estallan contra la cara de los despistados, bofetadas verbales, sanas también para sacudir el sosegado juicio. Otras se estrellan cual pájaro en los papeles, como arte posmoderno de letras. Brincan de copa en copa como monos, se avientan y algún ilustre lector las pone como llavero en su bolsillo. Y todo por jugar con ellas.

La luna ya no puede con tanta carga emotiva de ellas. Los cráteres tienen más cráteres y ha comenzado a esparcirse el polvo con letras. Quizá por eso estornude algún desocupado campesino cuando mira por las noches el cielo nocturno, así, redundante, negro como la noche misma, estrellado con cometas, noctámbulo el granjero como pocos, bien negro el manto nocturno, casi se repite con líneas por el firmamento. Y todo por jugar con ellas.

El mundo engorda a diario con palabras. El sol, si es que asume el rol de padre, lo alimenta con millones. Billones y trillones de palabras que diario se escriben, se pronuncian, sobrepoblado el planeta de ellas. Letras que te hacen tropezar cuando menos lo esperas, caes en un torbellino de frases sin sentido, que luego lees de corrido porque te las has aprendido. Así, las ladran los perros en onomatopeyas, las maúllan los gatos y el universo se voltea y las aves las echan por la borda como delfín y las ballenas te hablan de una biblioteca submarina. Y todo por jugar con ellas.

Cuando llegue el fin del mundo, el holocausto, la vorágine arrasadora, engullirá libros enteros, palabras sueltas, racimos de oraciones y lenguajes imperfectos. Se salvarán muchos más, porque ellas no quieren morir, aunque haya momias en los museos de dialectos olvidados. Una palabra diosa, una sola, que al ser pronunciada haga implosión y todo regrese al principio, donde no haya lenguaje, sino sonidos guturales. El big bang del habla, del texto, del código y el escrito manifiesto. Pero no es una, sino muchas palabras diosas, desconocidas. Y todo por jugar con ellas.

miércoles, 9 de enero de 2013

Desencanto.

Cuántos poetas quisieran bajar a sus amadas la luna, las estrellas, el manto de la noche y la melancólica falda del amanecer en la playa.

Pocos, sin embargo, ofrecerían a su amada luna, una docena de bellas damas.

lunes, 7 de enero de 2013

¿Para qué?

¿Y para qué besar tu ausencia si es sólo un perfume en la almohada? He de ponerme en los labios la fragancia.

¿Para qué escuchar tu eco si es sólo una voz lejana que confundo? He de ir a escuchar algo de una completa extraña.

¿Acariciar tu mirada? Es sólo una fotografía. Voy al parque a ver otros miles de ojos.

¿Oler tus recuerdos? Son sólo olvidos tuyos que regalaré en estornudos.

No tiene caso convertirte en poesía, si eres sólo una prosa lejana y perdida.

domingo, 6 de enero de 2013

El olvido.

A veces por fuerza, otras por accidente.
La mente lo hace, alejando paisajes para despedirse.
El rostro que se esfuma en las profundidades de un lago.
El cofre sellado por mil siglos.
Las letras borradas y jamás recordadas.
Un par de ojos que se cierra eternamente.
Una noche oscura, interminable.
Las nubes que jamás serán las mismas.
Una carta depositada en la hoguera.

Sí, todo es el olvido.

Pero llega el alma y rescata las cenizas.

Así cree uno recordar algo, sin saber qué es.

Siempre sí.

Que dicen lenguas expertas,
que a una mujer no se le toca
ni con el pétalo de una rosa.

Mas no saben que una mujer
se transforma en flor
cuando con palabras el poeta la roza.

Cien noches asomarán por la ventana
y la mujer podrá ser tocada
pero sólo para hacerla sentir mariposa.

Besadla con el azul tulipán,
mecedla con una orquídea
y que caiga en vuestros brazos
como girasol que pide amor,
y quiere de vuestros labios agua.

- Froilán de Asgaroth.

sábado, 5 de enero de 2013

Subversión del amor.


Con una grata sonrisa entrega él las flores, las deposita entre sus delicadas manos de ella.

— ¿Y esto qué significa?
— ¿No te gustan? Representan el amor que te tengo.
— ¿Has arrancado estas flores o las has comprado?
— ¿Para qué quieres saber? ¿No basta con tenerlas?
— Necesito saber de dónde provienen.
— Las compré en la esquina. ¿Está bien? Son para tu mesa.
— Creí que eran para mí.
— ¿Qué tienes? Estás filosa.
— Filosas están las espinas de las rosas. Yo detesto este símbolo. Es un amor que morirá, se marchitará, es una representación terrible. Es un amor comprado, cortado. Arrancado de su lugar de paz para entregarlo en las condiciones más absurdas. Pobres flores, moribundas están.
— Entonces... ¿cuál es, señorita ofendida, su representación ideal?
— El jardín no tiene que venir a mí. Bastaba, créeme, un beso en el hogar donde crecen.
— ¿Y yo cómo diablos iba a saber de dónde cortaron estas flores?
— ¿Ves? Ya muere nuestro amor.
— ¿Qué?
— Yo también he sido arrancada y estoy moribunda.
— ¿Cómo? ¿No te he demostrado lo mucho que te amo?
— Al contrario. Me entregas flores de agonía. Y en agonía caigo yo también. No soporto verlas mutiladas.

Ella coloca el ramo en una jardinera y se va, sin decir nada más.

viernes, 4 de enero de 2013

Arma blanca.

Así, en cuarto menguante
mengua la vida de los poetas,
con esa luminosa guadaña amenazante.

miércoles, 2 de enero de 2013

Para leer mientras se toma café

Un sorbo. ¿Notas ese calor entrando por la boca y bajando alegre por la garganta? La cocina se llena de aroma, y de pronto ya no hay paredes ni estufa, ni lavabo. Es una fábrica llena de granos, en costales, en barriles, en molinos que muelen con un curioso sonido. Cada crujido es delicioso y libera más placer para oler.

Otro sorbo. ¡Qué belleza acercar la nariz y dejar que viva allí el vapor caliente! No hay tiempo, ni relojes. No hay horas, ni minutos. Sólo un largo contenedor frente a tus ojos, repleto de un líquido que te da los buenos días.

Un sorbo más. Haz que cada rincón y átomo de esa galleta se inunden con el sabor. La combinación perfecta. Dormir o no hacerlo no tiene importancia. El espíritu de la taza, el fantasma del placer que se dibuja en el aire. Ahora tienes el alma inundada, le pertenece a ese aroma de leyenda, a la excitación de miles de receptores en la lengua, que callada, no sabe hacer otra cosa que tomar café.


martes, 1 de enero de 2013

Así el tiempo.

¿Y si en realidad el sistema solar, los planetas y las galaxias son un reloj gigante, astronómico, perfectamente calibrado, pero que cuando se desajusta, se lleva consigo la vida de varios hombres?