Tren Literario

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No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

sábado, 5 de enero de 2013

Subversión del amor.


Con una grata sonrisa entrega él las flores, las deposita entre sus delicadas manos de ella.

— ¿Y esto qué significa?
— ¿No te gustan? Representan el amor que te tengo.
— ¿Has arrancado estas flores o las has comprado?
— ¿Para qué quieres saber? ¿No basta con tenerlas?
— Necesito saber de dónde provienen.
— Las compré en la esquina. ¿Está bien? Son para tu mesa.
— Creí que eran para mí.
— ¿Qué tienes? Estás filosa.
— Filosas están las espinas de las rosas. Yo detesto este símbolo. Es un amor que morirá, se marchitará, es una representación terrible. Es un amor comprado, cortado. Arrancado de su lugar de paz para entregarlo en las condiciones más absurdas. Pobres flores, moribundas están.
— Entonces... ¿cuál es, señorita ofendida, su representación ideal?
— El jardín no tiene que venir a mí. Bastaba, créeme, un beso en el hogar donde crecen.
— ¿Y yo cómo diablos iba a saber de dónde cortaron estas flores?
— ¿Ves? Ya muere nuestro amor.
— ¿Qué?
— Yo también he sido arrancada y estoy moribunda.
— ¿Cómo? ¿No te he demostrado lo mucho que te amo?
— Al contrario. Me entregas flores de agonía. Y en agonía caigo yo también. No soporto verlas mutiladas.

Ella coloca el ramo en una jardinera y se va, sin decir nada más.

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