Tren Literario

Tren Literario
No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

miércoles, 12 de febrero de 2014

Niños del universo.

Los niños: "mostros" de muchos colores. Nos comemos la luna y la masticamos para soplarla luego en nuestros cereales. Todo es tan fácil como quitarle las rayas a un tigre y hacernos una cuerda para brincar. O más sencillo que echarse de cabeza en un lago para salir por la superficie del otro lado y luego cruzar 34 espejos.

Somos dioses. Tenemos muchos reinos y castillos. Poseemos riquezas incontables y las repartimos cuando nos place. En el espejo, atrás de nosotros, están esos demonios juguetones, los ángeles que los cuidan y los ogros que reparten la comida durante las fiestas.

¿Quién dijo que los días duran 24 horas? ¿A quién se le ha ocurrido desatar a mi alebrije?

Once mil leguas de habitaciones llenas de juguetes no bastan. Hoy iré por un libro de ideas para encender otras. ¿Ya es tan tarde? ¿A quién le importa? Mañana voy a atar al sol con la cuerda que le quité al tigre para darle buenos catorrazos a ese orgulloso de Saturno.

Ah, la imaginación no es un estado ni un país, es un agujero negro que se traga los sueños de los dormidos: incautos. Del otro lado se vomitan las ideas, nuevecitas, como plastilina.

¡Tanta comida para probar y dale que dale con la sopa! Sólido, líquido, gaseoso, plasmoso, gelatinoso y cósmico.

Ayer le dije a mi madre que no sólo la quería. No sólo la amaba. La nebulosificaba. Se le nota a metros ese color blanco y azul chispante, esos bichos que la rondan, esos torbellinos que le hacen cosquillas en los dientes que luego me enseña cuando me mira.

Hay que conseguir más aliados. Nuevecitos. Frescos. Que jueguen con la tierra, que duerman en el pasto, que se rían de la abeja, que busquen a su perro nariz con nariz, que escupan el agua, que comanden a las figuritas, que usen sus planetas como pelota, que miren a través del fuego, que incendien sus almas con la infinitud, que platiquen con Urano y Xyrus, que digan la verdad con colores, que hagan música, que respiren auroras boreales, que construyan ciudades de cristal, que fabriquen golosinas terribles, que vean todo con el núcleo latente, que se tomen de las manos para volar, que monten dragones, que mastiquen lunas y luego las escupan en sus cereales.

Ahora sólo nos falta que nos sobre antídoto suficiente para no desaparecer con el tiempo. Y luego engañar a todos esos gigantes de por allí que no entienden nada de este mundo. Conquistarlos a todos. A todos.

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