Tren Literario

Tren Literario
No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

jueves, 12 de noviembre de 2015

Ya no más.

Como si cualquier pretexto fuera suficiente, como se sirve una sopa del día así sin más, así de nuevo llegaste tarde. Siempre tienes entre manos o asomándose por el borde de la manga un plan para explicarlo todo: un desastre, el trillado embotellamiento, una ambulancia, una falla mecánica, los relojes... todo, excepto una mala organización de tus planes.

Así que, naturalmente, tal cual como te lo había dicho varias citas atrás, yo nunca te voy a esperar. Siempre te espío para calcular el tiempo y la distancia, en una ecuación casi perfecta, con tal de llegar justo en el momento, sincronizados. Al menos siempre llegas, y por una compatible decisión, cuando has decidido cancelar ya lo sé y por tanto me evito la pena de ir. Cro-nó-me-tro. No sería mala idea regalarte uno ahora para Navidad.

¿Tienes una idea de a cuánta gente le has quedado mal? ¿Cuántos corazones inocentes has zarandeado? ¿Cuántas comidas te has perdido? ¿Cuántos malos humores has hecho nacer de las entrañas del estómago de los que te esperan? ¿Has reflexionado en que una vez que lo hiciste aseguran que lo volverás a repetir? ¿Te acuerdas cuántas veces he tenido que tirarte de las orejas cuando debemos asistir juntos a un evento? Te he tenido que abofetear dos o tres veces para que entres en razón de que jugar con el tiempo de los otros es sin duda una memorable falta de respeto.

Ya hemos charlado de esto. No eres tú, soy yo. Y me doy demasiada importancia como para seguir jugando a que un día sin más no llegarás y yo me quedaré esperando para siempre. Es todo. No volverás a llegar nunca tarde en tu vida. Te lo prometo.

Una pistola. Cargada. Un disparo. Un espejo hecho pedazos. Un alivio.

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