El mar es una sangre azul fría que se mete entre los poros de sus habitantes. De día los mantiene a temperatura baja para que el sol no les vuelque sus estragos. De noche los enfría tanto que los mantiene cómodos, a oscuras, con esa sensación de que tocan algas y monstruos que no existen. La mejor temperatura, según algunos peces, es aquella en el punto intermedio entre el día y la noche: es en ese magistral punto de tintas mezcladas donde las sirenas crean obras de arte, los navegantes vuelven reales sus alucinaciones y los cuerpos se duermen flotando en la calma helada del mar sin marea.
Prodigio y tornado. Calma y tormenta. Envoltorio benigno de barcos y maldición de tripulantes.
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