Tren Literario

Tren Literario
No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

domingo, 3 de julio de 2016

Libro IA.

Antes era la piedra y el cincel. Luego los papiros. Llegó la tinta. Las hojas, la imprenta y las plumas aparecieron para poder dejar algo hasta el fin de los tiempos. Ahora los libros viven en la nube de información digital. Personalmente prefiero los libros de mano, porque tienen un apego como pocas cosas. Eso creí hasta que tuve entre mis manos un libro IA.

Normalmente, en un libro de papel, para consultar alguna página me basta memorizarla y recorrer con los dedos las hojas hasta dar con ella. Tengo la costumbre de poner pegatinas en los bordes para saber que allí está una de mis citas favoritas. Esa de la página 333 donde vive la señorita que se hace llamar Venus. En esa página siempre la pillo haciendo lo mismo: asomada por el balcón de su casa espacial mirando todos los demás planetas. Había sido bautizada así porque Venus era su favorito, aunque ella viva en Saturno. Entonces daba la media vuelta y me miraba extasiada con algo entre las manos.

Fue ella quien me entregó un libro IA. Imaginación Aterrizada. La primera vez que lo tomé entre mis manos no comprendí lo que era. Tengo el buen hábito de oler las páginas de mis libros de papel y ella me había entregado una barra de metal con una ventana que contenía luces de colores. Siguiendo las instrucciones de Venus, coloqué la pequeña barra sobre mi frente y el dispositivo ajustó a mi cabeza como una diadema, extendiendo más partes sobre mí. Entonces descendieron unas gafas y pude contemplar que el mundo se borraba para cambiar los escenarios. Aparecieron montañas y bosques y se dibujó un paisaje completo con un lago. Lo último fue una cabaña. Todavía sentí cómo por mis espaldas me sostenía Venus mientras me recostaba sobre un sofá allá afuera en la realidad.

Después de unos minutos podía moverme libremente. Estando consciente de que mi cuerpo estaba sobre el sofá, resultó muy extraño poder mover el mismo cuerpo por el paisaje dentro del libro. Pronto salió un personaje de la cabaña a darme la bienvenida.

— Veo que ha llegado desde muy lejos. ¿No gusta un pan?

Antes de que pudiese responder, apareció delante de mí una oración: "Preferiría un chocolate caliente primero". Las letras flotaban allí mismo, pero el personaje parecía no verlas.

"Claro que quiero un pan", contesté. El personaje quedó inerte, sin moverse. La frase seguía flotando. Me moví alrededor del personaje para verlo desde todos sus ángulos y todo era muy real. Su sombrero, su ropa, sus zapatos, su respiración. Era un leñador con barba grande y poblada que casi juraría que podría esconder una hacha pequeña allí. Después de observarlo hice caso a la frase:

— Preferiría un chocolate caliente primero —dije, y al instante se esfumó la frase que flotaba y el leñador se movió. Sonrió.
— Eso pensé. En este lugar da mucha sed por el frío. Vamos amigo, acompáñeme —continuó.

Lo seguí hasta la cabaña y el leñador se quedó estático ante la puerta, mientras otra frase aparecía flotando. Decidí leer exactamente todo como se me presentaba.

— Aquí hay buena pesca, ¿verdad? — dije. Entonces, letras de otro color aparecieron, como instrucciones.

Favor de mirar el lago y suspirar.

Tras ejecutar dichas acciones, el leñador abrió la puerta, como si todo tuviera una continuidad preescrita pero con la libertad de explorar el mundo del libro de imaginación aterrizada entre frases.

En el interior de la cabaña pude sentir el calor del fuego. Al momento se leía flotando entre nosotros:

Acercar las manos al fuego y bostezar.

Me quedé atascado varios minutos en esa línea, pues estiraba las manos pero mis bostezos fingidos no engañaban al libro ni al leñador. Ya por fin cuando sentí que venía un bostezo genuino, estiré las manos y la historia continuó. Cuando el leñador me sirvió el chocolate caliente, lo puse en la mesa y la historia se detuvo de nuevo.

Tirar con el brazo la taza al suelo y romperla, como si pareciera un accidente.

Como lo había hecho al principio con la mano, ocurrió el primer trastorno de tiempo. Algo que yo llamaría: "retroceder la página". Efectivamente la arrojé al suelo y la taza se rompió. Después todo oscureció y se reestructuró la realidad, en la parte donde yo bostezaba. Algo había hecho mal, porque retrocedí varias veces en el libro IA. Hasta que por fin, moviendo el brazo mientras veía al leñador para provocar el supuesto accidente, continuó nuestro diálogo.

— ¡Vaya torpeza amigo! Ya no queda más chocolate —propuso el personaje.

La siguiente línea aparecía:

"Yo lo limpiaré, estoy algo nervioso con este frío".

Decidí ignorarla y ponerme de pie, frente al leñador que sólo respiraba y por momentos parecía una figura de cera al lado del fuego.

— ¿Cómo es que funcionas? — le dije, pero parecía que simplemente estaba fuera de sí. Incluso lo toqué y sentí el calor de su frente con el dorso de mi mano.

Comencé a explorar la cabaña mientra el tiempo estaba congelado. Incluso caminé hasta el lago que permanecía quieto. Afuera algunos elementos funcionaban, porque no estaban encadenados a la trama principal. Pude sentir el viento y refrescar mi cara con agua.

Allí sentado a la orilla del lago apareció de nuevo la misma frase y una cuenta regresiva de 30 segundos. Una vez agotado el tiempo, aparecí al principio de la historia, donde se dibujaba todo de nuevo: los árboles, el lago, la cabaña y el leñador que salía de ella para darme la bienvenida. Estaba comenzando el libro de nuevo.

— Veo que ha llegado desde muy lejos. ¿No gusta un pan?
— Preferiría un chocolate caliente primero —dije, y al instante se esfumó la frase que flotaba y el leñador se movió. Sonrió.
— Eso pensé. En este lugar da mucha sed por el frío. Vamos amigo, acompáñeme —continuó.

Todo sucedió de forma más natural. Hice caso a todas las líneas que aparecían flotando.

— Aquí hay buena pesca, ¿verdad? — dije. Luego miré el lago y suspiré.

Adentro de la cabaña todo ocurrió más rápido, puesto que me enganché con el libro y lo seguía tal cual aparecían las indicaciones. Tiré la taza y propuse que lo limpiaría.

Conforme el libro iba avanzando me di cuenta de que las frases duraban menos tiempo y se complicaba. Si no las decía exactamente como iban, el libro se reseteaba al principio. Las cuentas regresivas se hicieron diminutas. Apenas me sobraban 5 segundos para reaccionar y seguirle dando continuidad a la historia.

Después de frustrados intentos por sobrellevar el libro, pude llegar a una parte donde encontré un cofre lleno de monedas de oro. El leñador, creyendo que se las robaría, comenzó a perseguirme para asesinarme. En esa parte viví muchas emociones diversas, pues la historia no se congelaba porque no salían nuevas frases. Continué escondiéndome de él durante varias horas, pero siempre hallaba el modo de encontrarme. Todo apuntaba a que no encontraba yo la secuencia correcta. Era eso o morir. Morir no era la solución, pues tras sentir el roce del hacha en mi cuello el libro volvía al principio.

— Veo que ha llegado desde muy lejos. ¿No gusta un pan?

Allí revisé mi cuello y todo estaba en perfectas condiciones. Tal parecía que la muerte en realidad omitía las partes difíciles de dolor y sangre y lo demás. Miré al leñador con enojo y lo golpée en la cara repetidas veces, sentí sus pómulos y huesos. Mientras tanto, la frase que me correspondía seguía flotando y comenzaba la cuenta regresiva. De nada sirvió gritar que ya no quería repetir la historia desde el principio. Tuve que ejecutarla de nuevo, tras ignorar varias cuentas regresivas y acostarme a recuperar la compostura.

— Veo que ha llegado desde muy lejos. ¿No gusta un pan?
— Preferiría un chocolate caliente primero —dije, y al instante se esfumó la frase que flotaba y el leñador se movió. Sonrió. Decidí adueñarme de mi personaje para darle fin por fin al libro.

Todo fluyó de forma precisa, con gracia y belleza, hasta la parte donde comienza a perseguirme. Sólo que esta vez yo había encontrado un bote y el libro me felicitó con frases flotantes:

Excelente. Tomar el bote y remar hacia la libertad.

Lleno de júbilo comencé a remar y el leñador quedó atrás mientras yo iba hasta el otro lado del lago, atrás de unas montañas. Mientras remaba, frases fueron apareciendo por ahí.

¿Qué emociones te faltan? ¿Ya te has enojado? ¿Ya lloraste? ¿Ya te desesperaste?

Tras una hora de arduo esfuerzo físico, conseguí llegar a la otra orilla. Allí había una construcción con luces y materiales que daba el aspecto de ser una sonda espacial. De este lado de la orilla, atrás de las montañas, se vislumbraba el universo.

Sube por las escaleras y toma el primer ascensor.

Lo hice y al salir de nuevo me hallé ante una gran sala con un cristal que dejaba ver galaxias y planetas lejanos. Una frase apareció flotando:

Te falta el amor.

Al llegar a un balcón de la casa espacial, estaba otro personaje. Era una mujer con un traje de plata, asomada y mirando todos los demás planetas. Al llegar hasta ella se daba la media vuelta y me miraba extasiada con algo entre las manos.

Fue ella quien me entregó un libro de papel. Esto era muy extraño: leer dentro de un libro. Toda la historia estaba escrita, desde la llegada hasta la huída del leñador, pasando por emociones fuertes y además con notas de comentario hasta abajo. Todos los errores y regresiones del libro estaban marcadas allí. Leí alguna:

Página 56, el protagonista golpea al leñador en la cara antes de proseguir con su guión, se retuerce un poco y cae al suelo con un berrinche.

Leí más:

Página 143, el protagonista patea el cofre lleno de monedas de oro e intenta buscar un arma para matar al leñador. Vuelta al inicio.

Mis dedos se deslizaron rápidamente hasta el final, hacia la página 333.

El protagonista llega con Venus y recibe este ejemplar. Explora varias páginas mientras ella lo mira complacida. Se va hasta el final del libro...

Caí de rodillas, mientras el libro se autocompletaba aún. Después llega Venus y me abraza cálidamente mientras el libro se sigue llenando. En cierta parte se alcanza a leer que ella está por entregarle al protagonista un libro IA con una nueva historia y con 333 páginas.

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