Tal parece que los griegos vaciaban sus ideas de forma continua, sin espacios ni signos. Sinespaciosnisignos. Antes, como lectores avezados, debíamos descubrir dónde terminaba una palabra y dónde comenzaba la otra. Ahora una expresión como la de arriba parece constituirse como una sola palabra monstruosa. Curiosamente nadie podía comprender un libro a la primera, como si los libros fueran disléxicos en su escritura, con palabras y sentencias serpentinescas.
Vale la pena recordar aquella anécdota del escritor Aulo Gelio (siglo II d.C.), en la que debía leer un documento desconocido en voz alta. El escritor se negó a leer, puesto que no lo había estudiado y seguramente encararía el texto sin espacios ni signos de puntuación lo llevaría a una complejísima y lenta lectura. Argumentó que el contenido sería destrozado por una mala lectura, que las palabras no serían enfatizadas de forma adecuada. Tal parece que un atrevido espectador se ofreció para leer, pero el texto terminó justo en la catástrofe.
Recordemos que las lecturas de aquel siglo debían hacerse en voz alta; todo era una perfección del discurso oral. Se atribuye a Aristófanes la invención de los primeros signos de puntuación, que consistían en simples puntos colocados arriba, en medio o abajo de cada línea. La función de dichos puntos, aparte de separar el flujo de palabras, era indicar la entonación adecuada para la frase que se iba a pronunciar. Qué gentileza para la futura prosodia.
No todos siguieron estas pautas. Aristófanes fue ignorado varias veces. No obstante, los cristianos, quienes escribían salmos y evangelios, comenzaron a incluir en los libros letras con adornos y signos de párrafo. Pero fue Isidoro de Sevilla en el siglo VII quien retomó el trabajo de Aristófanes. Propuso que los puntos indicaran la duración de una pausa. Aquí parece que tenemos los primeros orígenes de la coma, como un punto bajo al que le fue saliendo una coletilla. El punto alto, que hasta entonces indicaba una entonación más alta, sugeriría ahora una pausa más prolongada (como el final de esta frase).
Recordemos que los monjes eran escribanos encargados de transcribir textos. Quizá la reforma de los signos de puntuación llegó con ellos, pues seguramente se topaban con esas monstruosas oraciones sin espacios ni signos. Sinespaciosnisignosninada. Hay que ver lo aberrante que nos parece ahora la carencia de signos de puntuación. Hay otra versión que sugiere que el rey Carlomagno ordenó a un monje idear un alfabeto unificado, con el fin de que los textos fueran leídos y apreciados por otras tierras lejanas. Así surgieron las primeras letras minúsculas, también.
No es de sorprender que la música y la escritura estén íntimamente relacionadas. Los monjes solían practicar sus cantos gregorianos, donde algunas notas aparecen como el punto y coma de la actualidad. Allí eran más comprensibles las pausas. El punto y coma medieval surgía como punctus versus, mientras que el punctus elevatus (como un punto y coma a la inversa) aparece hoy como los dos puntos, así: (favor de no esperar aquí una oración subsecuente de los dos puntos, sólo aparecen demostrativamente).
El tiempo se encargó de ir modificando lo que conocemos hoy como el punto y la coma actuales. Al principio aparecía como el punto de cambio de tono, pero ahora se coloca abajo. Fue durante el Renacimiento cuando los signos de puntuación eran menos inestables. Allí convergían los puntos de entonación griegos, los puntos derivados medievales, y las barras y guiones propuestas por el escritor italiano Boncompagno da Signa (extraña coincidencia la de su apellido). Sólo faltaba la llegada de la imprenta para que los signos se congelaran en el tiempo. La pregunta es, ¿volverán a evolucionar? ¿Algún escritor atrevido forjará algún signo? Al menos, con el paso del tiempo, la barra que propuso Boncompagno se acortó y curvó, justo para convertirse en la "sagrada coma moderna".
Pero hay un nuevo parteaguas: las computadoras y la tecnología. La imprenta hizo lo que pudo hace algunos años, sólo que ahora las cosas cambian de nuevo. ¿No nos está haciendo falta un nuevo signo ahora? Con toda la modernidad y la velocidad de información, seguro que nos topamos con otro problema pronto. Lo más peligroso es que se está abandonando el buen uso de la coma. Sería injusto anular así por así tantos años de afianzamiento por la historia. Sería una ofensa contra la coma, contra los puntos y los signos. Y no hablemos por ejemplo, de los emoticonos, que confundirían a algún lector sin la referencia moderna:
:) :( ;)
Es imperante retomar las virtudes de cada signo y saber darle su lugar; para no caer en los vicios del retroceso o en monstruoscarentesdepuntuaciónyespacio. La buena noticia es que aún quedan muchas personas comprometidas con el buen uso de los signos, y hasta una academia ha sido creada.
Fuentes:
Houston, Keith.
Shady Characters, The Secret Life of Punctuation, Symbols
& Other Typographical Marks. W. W. Norton & Company.
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