"Tengo prisa". Con esas palabras salía el encapuchado del inframundo o el mundo "no sé qué", o el mundo "no sé cuando". Lo decía en monólogo y lo repetía constantemente. "Prisa, mucha prisa". La calculadora en mano, porque ahora todo es moderno y ya no tiene uno que andar cargando semejante pliego de papiros enrollados que se maltratan con el más mínimo percance. Recordé aquella ocasión en la que se me cayeron los pliegos en un charco de agua de lluvia, las tintas se borraron y muchas letras mayúsculas cambiaron. Y por ende el nombre de la persona. Errar es humano, sí, pero nos contagian de eso. Traigo prisa.
Este trabajo parecía divertido al principio, pero ahora la prisa hace que me estrese más de la cuenta. Un día revolví las direcciones y no supe qué hacer. Dejé eso oculto, enterrado en una de las mejores y más ocultas tumbas de los cementerios de México. Hay que saber enterrar los errores, porque con la mínima evidencia un experto detective reconocería el prístino plan. Traigo prisa pero ya llego. Destino: la ciudad del caos y del mejor smog del mundo. Sí, es el que más contamina, es el mejor en su cualidad y resalta el nombre. Qué bueno que no ando volando, porque me pierdo entre las nubes y por eso en otra ocasión otro de los encapuchados se estampó contra una torre de ventilación. Ahora todos los que trabajamos en esto tenemos que apurar el paso porque los relojes nos persiguen.
Si la calculadora no me falla la cuota está al día. Soleado, pocas nubes, gente dormida. El porcentaje de cacharros mecánicos circulando en las avenidas no es tan severo. Pero con estos nombres y vueltas de calles me pierdo, es la ciudad de la prisa. ¡Qué majadería! Para trabajar en un lugar te adaptas a cómo se vive y cómo se corre y cómo se come. Fauces que tienen motores, los humanos ahora comen acelerando los dientes. ¡Y así pretenden comerse su pan de muerto! Eso. Porque si no cuando son muertos harán pan de ellos con huesos. Objeción: el hueso en pan no es tan malo, siempre y cuando esté molido. Da vigor y calcio. ¡Tengo prisa!
¿Ya ven? Se le acaban de volar todos los documentos a un colega. Me mira sin ojos, su capucha es la que me dice que ya regó las cuotas. Por eso es mejor traer un Blackcherry o lo que sea que se llame esta pieza donde tengo todos mis apuntes. Lo siento, no te puedo ayudar porque traigo prisa. Ya les he dicho a los colegas que cargar con papeles es cosa de tiempos anteriores. Se debe uno adaptar a la tecnología. Además estos dedos sin carne... mira que pisan muy bien los botones. Veamos. Calle # 4566. ¡Demonios! El letrero no dice la colonia. A este paso el peaje de almas andará atrasado, igualito que en esas oficinas de burócratas. Que no se organizan... ¡nada! El que debe organizarse aquí soy yo. Si no adapto a los demás a mi estilo de vida, ellos terminan adaptándome a mí. Y mira, ¡que prisa traigo! Faltan diez minutos para recoger esa alma antes de que se la cargue la nada. Ah claro, aquí en esta urbe todo se mueve a empujones. Vale pues, me subo a este camión llamado minibus o lentobus o lo que sea que se llame. ¡Ahora sí que llego! Eso, síguele con las carreras que voy bien agarrado. Ojalá que no se llene o me tendré que bajar. Invisible, pero tangible.
Esto debería ser cosa seria. A la "Gran Fúnebre Majestuosa Muerte del Planeta" no le gustará esto. No es mi culpa andar colectando aquí donde todos se pierden. Si alcanzo la cuota de hoy me darán una guadaña de plata conmemorativa. Y poco se preocupa la gran muerte. Por eso luego se quedan los moribundos en estado vegetativo, porque las almas se quedan enterradas quién sabe dónde. Ni están vivos ni están muertos. A ver, ya me bajo de este cacharro.
Veamos la Blackcherry. ¡Demonios! Me faltó un "upgrade" para el sistema GPS. Eso sí que sería una gran invención, un rastreador de almas moribundas. Hospital, hospital... ¡háblame desgraciado! ¡Traigo prisa y no alcanzo la cuota! ¿Sólo faltan tres minutos? Aquí hasta los relojes traen prisa, que es la ironía más pesada de los tiempos. ¿No me pudieron dar aunque sea una motocicleta del terror? Porque ahora andar en carro es la lentitud. ¡Hey, cuidado y me toques porque te dará un paro cardíaco! Y eso son puntos en contra. Ni modo, a correr aunque se me vean los huesos de los pies, al fin que tengo contrato de eternidad de aquí a 5000 años y no me gasto. El otro día un colega me dijo que era yo un tonto porque pocas veces corría. Aún recuerdo sus palabras:
"Si ya no tienes corazón, necio, que no te cansas, corre y corre y siempre tendrás tu cuota".
¿Y mi dignidad? Por eso no corro. Bonito se va a ver un mensajero y cobrador de la Gran Muerte corriendo. Si los humanos me vieran ya me hubieran perdido el respeto y pensarían que soy un invitado que va tarde a una fiesta de disfraces. Sería el hazmereír de muchos. Por eso sólo corro ahora que queda poco, traigo prisa. ¡Cuarto 7-B-88-Z del segundo piso de la primera sección! No, ya no llego. Ya no llego. Adiós, guadaña conmemorativa de plata. Adiós, subir de puesto. En eso una enfermera dice exactamente el número del cuarto y la sigo. ¡A pocos segundos de que el alma se salga del cuerpo!
¡Y que llego! Saco el frasco de "polluxortema" (sólo esto contiene almas recién salidas de un cuerpo), y consigo la cuota del día. Si fuera humano ya estaría sudando a cántaros. Hago resonar mis mandíbulas a manera de triunfo. ¡Qué gran regocijo! Ahora puedo cambiar esta guadaña de aluminio por algo más poderoso. La Gran Fúnebre Majestuosa Muerte del Planeta estará complacida, al menos conmigo. A mi pobre colega que perdió los documentos le serán retirados varios privilegios. Y todo por no preveer. Si tan sólo hubiera venido ayer a ubicar el lugar no andaría corriendo como loco. Ni modo, aquí se dejan las cosas a última hora, y con suerte se llega en el último minuto.
El encapuchado iba tan concentrado y contento con el alma que recién había recolectado que olvidó por unos instantes cuidarse de tocar a los humanos. Repentinamente tocó de manera accidental a un hombre de 48 años y le provocó un paro cardíaco. Puntos en contra. ¡Demonios! Y todo por no seguir con la prisa de volver cuanto antes a entregar el pedido...
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