No, musa. No sólo implantes en mí la semilla de la inspiración para continuar escribiendo. No sólo siembres tu hermoso embrión creativo para que dé vida a cosas maravillosas. No sólo mandes espíritus para que susurren al oído los secretos de composición poética. Todo ello es bienvenido, pero sería perfecto que te quedaras a mi lado mientras escribo, para que edites y el estilo corrijas en caso necesario.
Perfecto sería que todo se fuera escribiendo mientras desaparecemos de la vista de los entrometidos.
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