¿Qué es, me preguntan mis niños? Me ofrecen sus pupilas curiosas, jugando a que se les sale una lágrima, ríen luego y se olvidan del mundo en una carcajada. Hacen angelitos en el pasto, hacen volar los dientes de león, miran las nubes y descubren una mascota. Salpica el cielo sus caritas inofensivas, una gota directo al iris, parpadean y ríen de nuevo. ¿Qué es, me preguntan mis niños? Miran desde sus camas la noche, no pueden dormir porque el día da para más, se obligan a sí mismos a entrar en el onírico portal.
A la mañana siguiente recogen un grillo que ha entrado por la ventana. Lo ven de ojos a ojos, próximo, tan pequeño y tan monstruoso. Diminuta criatura cuyos dioses son lúcidos y curiosos captores. Oyen el chirrido, lo emulan. Se olvidan en poco tiempo del prisionero porque cae una tormenta afuera. ¿Qué es, me preguntan mis niños? Se inclinan unos árboles del jardín, escurren cascadas diminutas entre las rocas. Se oscurecen los interiores, se mojan los arbustos, gritan las nubes. Disfrutan el sonido mientras me preguntan mis niños: ¿qué es poesía?
“No sé, ¿lo sabes tú? ¿lo sabes tú?”
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