Tren Literario

Tren Literario
No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

martes, 30 de abril de 2013

La bella voz.

¿No será que en realidad todos tenemos un bello instrumento musical en nuestros cuerpos, que se ha ido olvidando porque no lo usamos con frecuencia?

La dulce armonía del aire, ese diafragma bien entrenado, el canto, no es sino un lenguaje que entienden todos los habitantes del mundo aunque nunca antes lo hayan escuchado.

Y de allí salen almas atrapadas de otros mundos, de entre los monstruos que nos habitan el estómago.


lunes, 29 de abril de 2013

Elogio de la belleza reconstruida.

Su bello y curvilíneo cuerpo, tan perfecto, sin arrugas ni pliegues innecesarios, atrapó la atención del hombre maduro. Ella estaba de pie, inmóvil, mirándolo y sonriendo dulcemente. Él extendió la mano por su cabello recién lavado, capturando un poco del perfume y llevándolo a su nariz para ensoñarse más. Él decía que se parecía a la Venus, cuyo cabello funcionaba como barrera entre el pudor y el deseo.

Dejó sus manos quietas, pero se la comió lentamente con sus ojos, mirando toda la perfección de su desnudez: unos senos firmes, unas piernas bien torneadas, un tono de piel atrayente como la miel a las abejas, un cabello de musa inmortalizada por el tiempo. Pies divinos  que invitaban a besarlos.

Tras unos minutos de silenciosa contemplación él no pudo resistirse más. Abandonando la timidez se aproximó y la estrujo contra su cuerpo, abrazándola y luego recostándola en el sofá. La besó completa. La exploró hasta la saciedad. Su belleza siempre perfecta iba de la mano con esa sonrisa hermosa, congelada como fotografía y tan complementaria como el corazón de algodón de una muñeca hecha por él y sólo para él.

domingo, 28 de abril de 2013

La metáfora de la metáfora...

Llegado a cierto punto de madurez y tras practicar insistentes veces, un poeta comenzó a usar metáforas para describir todos sus alrededores. Resultó en golosinería y al cabo de una serie de poemas sucedió el terrible siniestro de la metáfora de la metáfora y la horrenda continuidad sin significado. Así llegó a la conclusión de que el sol era, en realidad, un puñado de arena comestible que elevaba los espíritus y los convertía en cisnes.

Además de un absurdo tremendo, su laberinto sin salida fue su tumba. Un sello clarísimo dejaba leer en el reporte: "muerte por exceso de figuras retóricas. Imposibilidad para volver al mundo de símbolos sencillos".

sábado, 27 de abril de 2013

Dolmen.

Habéis de cruzar por una entrada para llegar al centro. Caminaréis por los otros marcos delimitados hasta formar con vuestro paso una estrella de cinco picos. Saldréis por la entrada primera, con ánimo renovado.

No habéis ganado sabiduría. Más bien, quedó un poco de la vuestra allí flotando en medio, para inmortalizarse a través del tiempo, de los años, las lunas y las constelaciones.


viernes, 26 de abril de 2013

Intensidades.

Entre las líneas de la palabra, en el fondo de una novela, en ese rincón del diálogo, el lector es el que proporciona la intensidad de un enojo, de unas líneas dichas con ira. Tendrá para siempre la incertidumbre del personaje, porque por mucho que se escuchen esas oraciones, desconocemos la voz verdadera del que las pronunció. ¿En qué tono? ¿Con qué rabia?

- ¿En qué maldito momento se sustrajo ese espíritu del personaje?


jueves, 25 de abril de 2013

Eso de desdibujar las cosas.

Tú, en algún momento, desdibujaste las cosas. ¿Dónde has guardado ese hilo hecho de tinta? No he visto la borla gigantesca, ni siquiera entre las de estambre. ¿Dónde escondiste esa materia creadora?

Te has querido hacer un cabello de líneas, de palabras bien trazadas, para que nadie pueda desdibujarte como tú lo hiciste con la literatura que te regalé. Sí, tristemente plagiaste mis palabras para elaborar tu materia prima de falso orgullo. Y crees llevar sobre la cabeza un hermoso peinado de oraciones. Sólo que sin darte cuenta, omitiste los acentos y todos se ríen de tu orzuela ortográfica.


miércoles, 24 de abril de 2013

Nada más que una verdad mental.

Si existiera el modo de ver una mente enojada, nos daríamos cuenta de que hemos asesinado demasiadas personas en la vida. Las hemos colgado, desangrado, hecho explotar y enviado a arder eternamente en los fuegos de un imaginario de infierno. Y no nos arrepentimos de nada de eso. Nunca.

martes, 23 de abril de 2013

Multiversos.

Allí donde se desarrolla eso que llamamos ficción, entre las páginas de un libro, ocurre un fenómeno interesante: se crean los códigos divinos del escritor que darán lugar a la creación ese mundo en un multiverso parecido a este. Cosa de tiempo.

Lástima que el escritor no pueda oír ni saber más del estilo de vida de los personajes una vez que terminó la novela. Así como nosotros, que no tenemos guión ni destino, los personajes continuarán con su vida, sepamos o no de ella.


lunes, 22 de abril de 2013

Destruir la poesía.

¿Se puede destruir la poesía?

Despintar el atardecer con la mano para dejarlo gris.
Ahogar al sol en un vaso de agua.
Morder la luna y hacerla trizas.
Dividir con un plumón azul la línea imaginaria entre cielo y océano.
Vestir a un hada con traje de asistente empresarial.
Encerrar al fuego en el refrigerador.
Robar todas las metáforas del cajón y quemarlas.
Decir la verdad sobre el amor: no viene nunca en un gentil navío.
Encapsular dentro de esferas.
Vaciar los mares.
Rellenar los desiertos con agua de mar.
Cerrar un libro de golpe para aplastar todo intento de poesía.

Según veo: NO.

Pues destruir la poesía es dividirla para sembrarla en otras partes.


domingo, 21 de abril de 2013

De minotauros y laberintos: el berrinche de Califonte.

Este no es cuento, pero sí anécdota. Fe de que he visto, siendo yo el encargado de llaves de uno de los laberintos formidables, cómo un minotauro lloraba y pataleaba de berrinche ante su señor arquitecto que no hizo bien las cosas.

Sépase que todo digno laberinto que se construya debe tener en la entrada una guía, un mapa, por lo menos una solución posible para no deambular durante días y no hacer del pasatiempo un escarnio terrible, peor que la falta de comida.

Así yo vi cómo el arquitecto terminaba una pequeña obra y me entregaba las llaves de la reja principal. Un laberinto sencillo, para jugar y esconderse. Llegó el minotauro Califonte a experimentarlo y tras darle solución rápida salió bufando. Me pidió las llaves y las entregó con furia al constructor, alegando que era demasiado pequeño y fácil. Lo hizo demoler y pidió uno más grande.

Después de un año de maniobras llegó a nosotros el segundo laberinto, el doble de grande y perdedizo. Se puso el mapa en la entrada como bien dictaban la reglas. Esta construcción estaba forrada de bellos arbustos frutales y jardinería preciosa en el interior. Me entregó el arquitecto, una vez más, las llaves y fui a dar noticia contento a Califonte. Se presentó de inmediato, se acarició los cuernos y bufó un poco, luego entró para resolverlo.

Salió después de un par de horas. Arrebatando las llaves de mi mano las arrojó a los pies del arquitecto. Bufó y alegó que eso no era un laberinto sino un juego de niños. Insistió en el tamaño y después arrasó fúrico contra varios muros de ladrillo y desplantó además con las manos árboles de manzanas y las regó a nuestros pies. Después se mandó demoler todo el laberinto.

Advirtió Califonte con un hacha gigantesca entre las peludas manos que si el próximo no quedaba tal cual como su gusto, mandaría cortar la cabeza del arquitecto y la pondría en una estaca en la entrada de un laberinto de verdad, de esos que desde el interior se oyen los lamentos de los que no pudieron salir nunca.

Califonte nunca veía el avance de las obras porque no quería mezclarse con los hombres a su servicio. Siempre se encerraba en su templo y salía cuando se le avisaba que la obra había concluido. El arquitecto tardó muchos días y lunas en organizarse, en generar un plan maestro que a su fiera majestad agradase. Después de varios meses, se comenzó la obra como nunca antes, con muchos árboles traídos de muchas partes del mundo, materiales para no decir basta, muchos hombres ayudando y largas bestias de carga que traían más y más metales, piedras, plantas y tierra. Yo no podía comentar nada, sólo observar y ver que todo salía según los planes.

Tres largos años pasaron sin que yo pudiera ver a mi amo, tanto que lo creí muerto dentro de su propio templo. He dicho tres, pero si cuento bien fueron cinco. O más bien seis. Porque recuerdo que mi hija tenía largo el cabello, muy largo.

Finalmente se me entregó la llave, en modo simbólico, porque era una llave pesada que sólo podían cargarla entre tres mortales. Lo que más bien me dieron era el permiso para poder mover la llave, misma que abría un suntuoso portón de la mejor madera del mundo. Después, tras una ruta que sólo yo conocía recorrí el laberinto y tardé medio día en hacerlo, con todo y acortando por pasadizos secretos. Después de comprobar todo avisé finalmente a mi señor Califonte, que despertó de su templo como una fumarola de los mil demonios, enojado, bufando como un titán.

Escuchamos a lo lejos cómo pateaba los imponentes y reforzados muros, cómo se quejaba. Cómo había silencios y luego gritos en ecos. Estoy completamente seguro que este laberinto formidable era lo que quería mi señor. No salió en un día, ni en dos, ni en cinco. Otros tres años pasaron y yo daba por muerto a mi señor Califonte, de no ser porque mi hija decía que de vez en vez se oían quejidos horribles traídos por el viento. Sollozos de un minotauro que fue encerrado con todo y su templo, siendo éste el centro del gigantesco conjunto de paredes y haciendo la construcción del centro hacia afuera, encerrándolo para siempre. El berrinche de Califonte.



sábado, 20 de abril de 2013

Palabras vacías.

Son palabras vacías aquellas que ya no nos dicen nada, huecas, como cartón reciclado que se usa para ser almacenado en el sótano. Tan vacías, que lo mismo da si las pronuncia un merolico de esquina que un vendedor de nueces. ¿Como cuáles? Como un "compre" en un mercado, como un "mire" la mercancía. Tan habitual es escucharlas allí que vuelan sosas en el aire. Se nos pegan como escarcha de frío y las sacudimos del hombro porque nos molestan.

Palabra vacía la que el maestro dice a su aprendiz en plena clase de dibujo: "dibuje", aunque el alumno no haya parado en ningún momento. Es como si arrojaran el cascarón de algo que fue, de algo que pudo haber tenido mayor arrojo y fuerza.

Llega entonces un juglar y revisa un poco el estado de un cascarón de palabra tirado. Lo limpia y luego lo rellena. Quizá lo vende más tarde como una palabra llena de vida. El antes y el después. El "compre" de mercado de días anteriores y el "compre" nuevo, fuera de las carpas, en pleno puente sobre un río, donde se exhiben poemarios y jarchas medievales.


viernes, 19 de abril de 2013

Mutación insospechada.

Sí, aunque no lo parezca, todos hemos absorbido vidas enteras. Cada omnívoro lleva dentro de sí pequeñas instancias de las almas de lo que se ha comido, por eso puede imitar al pez, al conejo, al pollo. No será raro verlo aletear un día aleatorio en plena avenida, porque la minucia genética que porta en su interior se manifiesta.

Aunque la ciencia explique muchas veces el secreto de las enzimas, no explicó por qué casualmente un domingo soleado al niño pequeño del 402 se le ha ocurrido ir saltando como conejo durante su recorrido y paseo familiar. Tres semanas antes habían ido a devorar tremendo festín en las montañas, con alguno de esos tíos excéntricos que sabe de ganadería y granjas.

Y sin saberlo, el loco que habita el 203 detesta a todos los demás porque anteriormente probó algo que no puede recordar, pero que invariablemente pertenecía a uno de su especie. Sí, al menos no es caníbal.


jueves, 18 de abril de 2013

Big Bang teológico.

Se rumora entre algunos astrónomos griegos que la gran divinidad no pudo soportar ni cargar más con todas sus personalidades. Finalmente explotó y sembró millones de conflictos intercelulares llamados "hombre" y "mujer".

No es sorpresa que todos tengamos más del 99% de virtudes terrenales y un pequeño porcentaje de dioses potenciales. Es sólo que hay unos dioses tan insignificantes y retrógradas...


miércoles, 17 de abril de 2013

Inestables ingredientes para escribir.

Al esconderse las letras entre los libros de la casa, llega amargura para la que sostiene la pluma. Ella lo llama "bloqueo" y le aterra la hoja blanca, como si ella se plantara allí en medio y estuviera en un desierto de celulosa. En cualquier dirección ve bordes vacíos, ausencia de tinta y las ideas se le escurren como molusco. Si bastara colocar ejércitos de letras sin significado cualquiera podría hacerlo. Ella cree que se ordenarían los pelotones por vocales y consonantes. Para comandante de fonetismos erráticos: cualquiera.

Es tras ese bloqueo de escritora que ella se inclinó por los ingredientes guardados en los frascos de colores de la cocina. Al fin y al cabo, escribir un cuento es como aprender a cocinar. Algunas veces saldrá quemado, otras insaboro, insípido, pero con el tiempo habrá algo crujiente, un sabor que reine en la lengua durante diez minutos después de terminado el platillo. Y como las letras sobran hoy en día, lo que realmente se necesita está allí dentro de las botellitas curvas. Según las etiquetas: personajes de utilería para toda ocasión, escenarios instantáneos (sólo moje y extienda), argumentos de adultos, infantilerías y otras chucherías, transparencias para novelismos, historias descosidas, sellos literarios...

— ¿Por cuál comenzaré? Quiero un personaje con tendencias suicidas, pero, ¿y si no me sale así? Capaz que se me rebela de última hora y cuando intente matarlo hará lo que sea para sobrevivir y escapar a la mano que lo creó. Maldita página en blanco. Detesto este estúpido bloqueo. Bueno, nada pierdo con intentar sacar un personaje al azar, pero tengo miedo de que me resulte un bobalicón que no sirva para nada, que no tenga aventuras y que esté todo el día de huevón en un sofá viendo la tele. ¿Qué aventuras se pueden obtener de eso? Creo que si sale uno así lo asesinaré a la primera oportunidad que tenga. Sí. ¡Sí! Y que sea además una muerte estúpida como su carácter. Quizá podría tener tanta pereza de vaciar la catsup en su pizza que se resbale con ella y se fracture el cráneo. Entonces, sería brillante que se fundieran las dos tonalidades del rojo: la sangre y lo demás, así, cómico. ¡No esperemos más!

Así ella destapó la botella de los personajes y sacó el primero, sin forzarlo. Se deslizó hacia la hoja. Era un asesino profesional: inteligente, sagaz, elegante, apuesto. Pero como no hay personaje que sea un dios intocable, éste tenía un defecto. Se enamoraba de algunas víctimas. Se había prometido que después de matar a la persona número treinta se enamoraría de la siguiente si era mujer. Se quedó como un estúpido, mirando a la escritora allí en la hoja en blanco. Y no se movía ni respondía a nada. El cuento no avanzaba. Ella quiso asesinarlo sólo por el hecho de haberlo sacado. Así, sin más. Desangrarlo de tinta negra hasta que la hoja en blanco se llenara de manchas como esas de las pruebas psicológicas. Pero no sucedió.

Ella le confirió pistolas, cuchillos, sogas, veneno... le vació la botella de artilugios encima para que cometiera su propósito. Y él se quedaba perplejo desde la historia, negando con la cabeza y mirándola embobado. Hasta le hizo un corazón con la cuerda que le dio. Suficiente. Ella se encolerizó, lo escupió, hizo rayones erráticos. Le quitó lo apuesto de golpe y eso regresó al personaje a sus principios existenciales. Él, habiendo perdido una de sus gracias, cortó con el borde de la hoja el índice derecho de la escritora. Y sí, el rojo se manifestó.

Asustada, no sin antes maldecir, arrugó la hoja aplastando para siempre al asesino.

martes, 16 de abril de 2013

Ojos animalescos.

¿Cuáles zafiros? Ni gemas ni resplandecientes talladas esferas. Tampoco núcleos de luz. Mucho menos espejos del atardecer, ni por equivocación reflejos de su alma. No se le ocurra que también lunas ni soles, y para acabar pronto de ninguna manera estrellas del cielo.

Lo suyo, mi lejano y animalesco amigo, son canicas de testarudo vidrio, metidas allí en un par de huecos peludos.


lunes, 15 de abril de 2013

Especulaciones.

La vida brotó en el sol como si de flores se tratara. Acá abajo sólo podemos hacer especulaciones. Un grupo de inquisidores modernos seguro me colgaría por atreverme a decir que los protones hallaron la manera de multiplicarse y fusionarse de tal modo con otros elementos del espacio que dieron origen a los entes de fuego, cuyo cerebro arde de conocimiento.

Y ellos hacen especulaciones sobre si es posible que la vida surja a partir de los protozoarios y organismos pluricelulares sin que exista algo tan vital como el fuego.


domingo, 14 de abril de 2013

Titán de roca.

Hace falta un titán para contrarrestar el mal uso de la invención del plomo, las explosiones, el fuego dinámico de los largos tubos.

Un gigante de rocas que aplaste la maquinaria entre sus puños metamórficos. La bioinvención de un buen ingeniero. Un golem bien articulado, hecho de la materia de los ideales, que venga a vengar las muertes rápidas de almas inocentes.

Uno que, con núcleo justiciero, aplaste entre sus gigantescas manos los cráneos de los que dispararon por placer, sin remordimiento, escurriendo el jugo dulce y rojo que redimirá tanta sed de los nobles.

Uno creado por noble alma, pues sólo obedecerá a las leyes naturales de la verdad, la bondad y la belleza. Y una vez terminada su tarea, perderá la vida, pues no habrá otro juicio que resolver ni otro destino para el que haya sido creado.


sábado, 13 de abril de 2013

La verdad sobre los libros.

Nos cansamos. Mucho. Toleramos (en pasado) durante muchos años estar quietos allí, en nuestras habitaciones, dormidos como si los días no transcurrieran jamás.

Primero fuimos unos cuantos, luego aumentó el número y después descendió de nuevo. Ahora no sé cuántos seamos. No estoy seguro de quién nos despertó, pero sí sé para qué.

Fuimos libros y lo que debemos hacer ahora es reproducir nuestra historia, esa que con tanto ahínco defendimos en nuestras páginas, pero con dinamismo. Ya no necesitan leernos, porque ahora nos vivimos.

Y si escribimos estas cosas, es porque queremos seguir despertando a otros libros dormidos que todavía no se convierten en personas. Es, además, nuestra cuota. Creamos libros dormidos como forma de tributo para balancear todo si logramos despertar a otros.

Hoy, este texto será una idea que cabrá en un libro: dormido. Mañana, una vez completo, nacerá en forma de persona y traerá impresas las palabras. Sin saber cómo ni de dónde, comenzará a escribir, porque trae en la conciencia un encanto de olvido que le recuerda instante tras instante que antes se componía de tinta y no de sangre en venas.


viernes, 12 de abril de 2013

Besar.

Nos han engañado un poco, haciéndonos creer que un beso entre dos bocas es sólo una manifestación de cariño. Es, además, un inequívoco momento de transferencia de microscópicos fragmentos de personalidad, con lo que no debería de sorprerdernos si más adelante manifestamos, involuntariamente, gestos de la persona que besamos.

Y así nos vamos gran parte de la vida, instalando pequeños "propios" en los cuerpos, mentes y conciencias de otras personas, hasta que nos llega una personalidad que trae inscrito en el código: "no necesitas besar a nadie más". Allí echamos llave.

Otra cosa muy distinta en besar mejillas.


jueves, 11 de abril de 2013

Semejanzas.

Las artes son caprichosas. Mire que encontrar un soneto en las partituras para piano y todos los demás instrumentos ayudándole a declamar.

Y yo, que leyendo este libro desbordándose de redondas, blancas, negras y corcheas, me doy cuenta de que no es prosa cualquiera.


miércoles, 10 de abril de 2013

Versión de amantes.

Son los amantes dos hojas que se desprenden y que se mecen al vuelo. Se tocan, pasean y flotan. El viento las lleva hacia un campo. Tan ligeras ellas, tan dóciles con el aire.

Una cae en el lago mientras que a la otra se la lleva una hormiga. Y así rompen los amantes con esa vida que tuvieron en el aire. Ya en tierra firma las cosas son diferentes.

martes, 9 de abril de 2013

Amor opuesto.

Es posible que un par de criaturas andróginas, ángel y diablo, se enamoren de tal forma que el primero terminará adoptando cuernos blancos y el segundo tendrá un halo de fuego y luz sobre su cabeza. No todos los ángeles tienen cantos bellos ni todos los diablos horribles muecas. Y cuando se aman, hierven las aguas y hela el viento.

lunes, 8 de abril de 2013

Escena almacenada.

Al evocar el recuerdo de un momento se revive la escena. Basta cerrar los ojos y casi podría jurar que el sabor de frutas dulces de aquel vino chileno está en algunas moléculas que quedaron en el cerebro. Al evocarlo, las moléculas se rompen y descienden de nuevo al paladar.

Hace algunos años aspiré con ahínco los delicados interiores de orquídeas italianas. Como no quise gastar todas las moléculas en ese instante, guardé algunas para rescatarlas a la hora de recordar el perfume. Y aquí descienden, justo ahora que se han formado nuevamente en la memoria.

Están además registradas, todas esas melodías del estudio. El piano, los violines, las voces.

La página que se desliza entre pulgar e índice.

La pintura colgada en el pasillo.

Cuando se reproduce la escena completa me parece que los habitantes del cerebro eligen esa película realidad para que la reproduzca nuevamente, con todo tal y como sucedió la primera vez, pero con el misterioso poder de ver qué pasaría si cambio el guión.



domingo, 7 de abril de 2013

Torceduras sobre el tiempo y el espacio.

Algo anda mal con el tiempo y el espacio, pues muchos miden las distancias en horas o minutos, pero cuando miran el reloj nunca les oigo decir: "son los veinte metros con sesenta centímetros".


sábado, 6 de abril de 2013

Jarcha de mal de amores.

El amor es el diablo,
diablo de fecundo mal
mal de sabor ¡te hablo!
y sentimiento abismal.


viernes, 5 de abril de 2013

Conocerme en ti.

Quiero conocerme nuevamente, como nunca antes. Respiro distinto aire, recibo nuevas palabras. Visto nuevo espíritu y sostengo un ignoto nervio.

Deseo conocerme en ti, pues has desdoblado una personalidad oculta, hay veces que no necesitas hablarme, pues con la mirada me desarmas y llegas a ese YO que habita asomándose en las pupilas.

Quiero permearme entre tus brazos, desatar mi nuevo desarrollo, renacer como otra alma, la misma esencia y un nuevo decoro.

La forma de llamarte, explorarte, nuevas son. No habían sido usadas antes. Despiertas a un habitante mío que soy yo mismo, dormido antes al carecer de inspiraciones.

Quiero conocerme en ti, pues al aproximarte a mi existencia, has creado nuevas leyendas y has escrito historias que espero leer con el transcurso de varias lunas, lejanas y tan cercanas, justo enfrente de las pestañas.


jueves, 4 de abril de 2013

La llave.

Ella siempre se preguntó qué había tras la puerta. Ninguna llave pudo abrirla. Los cerrajeros tampoco pudieron. Llegó el día de la muerte de su tío. Indagó entre sus pertenencias, pero la llave no apareció.

Varias semanas después decidió romper la puerta con un hacha. Adentro, en el pequeño espacio, aparecía colgada una vieja llave que encajó a la perfección en la cerradura.

Demasiado tarde e irónico, como su tío intentando salir del ataúd después del efecto cataléptico del veneno.


miércoles, 3 de abril de 2013

Fuga.

Aquel injusto que cometiere el sacrilegio de quemar un violín o un piano, u otro bello instrumento, recibirá el peor castigo de todos: el sonido hará fuga en sus oídos y quedará sordo por toda la eternidad.

Morirá así, nunca quemado, sino abandonado por la armonía y despreciado para siempre por los clásicos, desde ultratumba.

Y si el frío lo sorprendiere en un helado invierno abrazando su instrumento, llegará pronto una vela, pues no hay músico abandonado en la eternidad de la música del alma.


martes, 2 de abril de 2013

Deconstruir las letras.

Si pilláramos a un niño escribiendo en cualquier otra dirección que la convencional, habría que reconocerle su habilidad para construir arquitecturas en el cuaderno. Seguramente nos respondería que está cansado de esos gigantes tabiques, esos párrafos de vieja amalgama tradicional. Agregaría con una sonrisa entre sus orejas, que prefiere hacer vigas de letras, columnas bellas y arcos en espiral.

Si, en otra semana, lo atrapáramos deformando las letras, habría que reconocer su iniciativa para deconstruirlas. Así, no existiría en su vocabulario cosa tal como "fea caligrafía". En su lugar abundarían los trazos recién nacidos y jamás corregidos, llenando así la página de planas y acertijos para descifrar.

i lo descubriéramos en pleno silencio, haciendo letras gigantes que ocuparan toda la hoja, llenándolas de hojas y ondas, decorándolas con colores, vistiéndolas, pintándolas y esculpiéndolas como si se salieran de la hoja de papel, podemos estar seguros que cuando crezca un poco más guardará en su baúl dos que tres, cuatro que cinco... cien que mil memorias literarias.


lunes, 1 de abril de 2013

Poesía para niños poetas.

Poesía es muchas cosas. No todas riman. Si acaso el poeta se encuentra atorado entre la realidad y el poema, bastará que siga las siguientes indicaciones:

1) Poesía es definir.

2) Haga uso de hipérboles.

3) Decore a su gusto.

Tomaremos la palabra estrella para este ejemplo.

Estrella (RAE): Cada uno de los cuerpos celestes que brillan en la noche, excepto la Luna.

Si seguimos las instrucciones, podemos poetizar la estrella:

Bello y grandísimo cuerpo celeste que con tu magnífico brillo opacas cualquier oscuridad. La noche te pertenece aunque la Luna te opaque. Y aunque estés colgada allá arriba entre millones, sabes que no confundiría tu luz con la de otra.