Hace algunos años aspiré con ahínco los delicados interiores de orquídeas italianas. Como no quise gastar todas las moléculas en ese instante, guardé algunas para rescatarlas a la hora de recordar el perfume. Y aquí descienden, justo ahora que se han formado nuevamente en la memoria.
Están además registradas, todas esas melodías del estudio. El piano, los violines, las voces.
La página que se desliza entre pulgar e índice.
La pintura colgada en el pasillo.
Cuando se reproduce la escena completa me parece que los habitantes del cerebro eligen esa
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