Tú, en algún momento, desdibujaste las cosas. ¿Dónde has guardado ese hilo hecho de tinta? No he visto la borla gigantesca, ni siquiera entre las de estambre. ¿Dónde escondiste esa materia creadora?
Te has querido hacer un cabello de líneas, de palabras bien trazadas, para que nadie pueda desdibujarte como tú lo hiciste con la literatura que te regalé. Sí, tristemente plagiaste mis palabras para elaborar tu materia prima de falso orgullo. Y crees llevar sobre la cabeza un hermoso peinado de oraciones. Sólo que sin darte cuenta, omitiste los acentos y todos se ríen de tu orzuela ortográfica.
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