Ella ha sido muy reservada. No es religiosa, pero se tapa mucho. Le gustan las cerezas y ha construido una relación fuerte con ellas. Las cerezas maduran muy rápido. Una vez llegado el punto máximo de madurez no se echan a perder, sino que se endulzan y llegan al punto del almíbar. Después hay que desprenderlas con cuidado y ella se las come con un delicioso postre o las va guardando en reservas que tiene en la bodega.
Las cerezas tardan unos pocos días en crecer y durante ese tiempo ella se cuida de no ir a la playa. Durante las primeras horas aparecen unos puntos negros que se van volviendo rojizos. Si en ese tiempo ella siente algún deseo sexual y frota las cerezas, éstas crecerán un poco más hasta convertirse en ciruelas. Lucen bien con vestidos largos.
Tener cerezas en vez de pezones tiene sus ventajas: no hay pastel en su hogar que no tenga una.
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