Tren Literario

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No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

martes, 6 de septiembre de 2011

Maduración del texto

El punto de maduración de la escritura no necesariamente se alcanza con la edad, sino más bien con las lecturas y la “escribida” o esa insolente actitud de atacar al texto por donde menos se lo espera. Eso, y la crítica de buena fe que motiva a reconstruir el texto a partir de argumentos convincentes. Figúrese a unos autores que creían en la pureza de sus letras. Tanto, que gustaban de evitar todo tipo de acercamientos literarios con el fin de no contaminarse o sugestionarse con ideas previamente creadas. ¿Podría llamarse empirismo del lenguaje retórico? Es posible y válido que llegaran a rozar en algunas creaciones genuinas, puesto que no se inclinaban por ningún estilo. Bien sucedía el caso contrario, donde leían tanto, que podían filtrar información y moldear las plastilinas a su antojo.

Si se pregunta cuáles son las temáticas abordadas para adultos, caerá en que la maduración logra llevar al filo las emociones y malabarear con ellas: la desesperación, el romance, el sexo, la muerte, el asco, alguna filia, alguna demencia. Y además la posterior combinación de ellas. Observe bien y los temas se van adaptando al sentimiento de un enamorado, de una odiadora, de un maniático, de una desesperada, de un moribundo, de una deseosa por recibir caricias, de un animal convertido en humano, de un asesino con serios antecedentes psicológicos, de una enferma, de un engreído, de una ingenua. ¿Y qué decir de un maravilloso y real viaje que habla sobre eventos inverosímiles que efectivamente tuvieron lugar en un espacio y tiempo contemporáneos?

Note usted bien la presencia de cualquier ingrato personaje que se parece mucho a la realidad en cualquier obra, dentro de sus paradigmas y problemas, pero envolviendo en el círculo a los que lo siguen. Sin los sentimientos personalizados los actores de la novela distarán por mucho de fijarse en los cerebros que los aman u odian. ¿Literatura de arte? Y me pregunto en estos puntos dónde reside la diferencia entre los matices de la novela de acción y la retórica descriptiva, extensa y poética. Me contesto que por eso surgen las obras genuinas que combinan todos los elementos para mostrarse irreverentes, incongruentes quizá, pero dejando lugar a que esa incongruencia juegue en las mentes y obliguen al lector a responder con una objeción. Se hace madurar también el cerebro del seguidor.

 El punto de maduración de la escritura debe conceder una batida de las ideas que trae el lector hasta ese momento. O bien se pone de acuerdo o rechazará las premisas. Ya no bastará que después de una serie de eventos, el protagonista de una obra viva feliz para siempre, porque el observador es sádico, cruel, sufridor; querrá que el otro, el que nunca falla y que se emula como un carácter perfecto, caiga también en un manojo de desgracias que le modifiquen el semblante. No obstante, las escrituras maduran según su tema. En tierras de humanos el dios es elevado, pero en mundos de dioses el humano es interesante, y a veces los mortales aman sentirse dioses por unos instantes.

Siempre hay algo más que un final, porque si se ha dado cuenta, la vida no concluyó allí donde hubo un matrimonio, donde hubo un hijo, una casa nueva o un viaje. O donde acabaron con el “malo”. Es la vuelta de hoja y la posible continuación de toda la historia lo que promueve, aún, la maduración de la escritura y la lectura. De la “escribida” y la “leída”…

2 comentarios:

  1. :) "La maduración de la escritura". Confieso que me costó un poco entender tu texto. Yo creo que la maduración de la escritura está, como en la vida misma, en el punto donde la estructura de toda la obra, en combinación con su tema y formas, está bien balanceada. Yo creo que la maduración de la escritura depende del grado en que logra tocar las emociones del lector y atraparlo.

    Saludos.

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  2. ;) Gracias por tomarte el tiempo para tus comentarios.

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