De tan evidente que pasa ya no se considera milagro insertar un paradigma nuevo en el mundo. Mas tiene complejidad este proceso, que sigue aproximadamente los siguientes pasos:
Llega una idea, se anida en la mente, pulula un poco, se hace espacio, persiste, mueve las maquinarias internas. Luego, ya madura, se pasa al papel: en un texto, en dibujo. La idea echa raíces y crece, se expande, hay que alimentarla, sigue creciendo y de tanto que crece se va a habitar las otras mentes. Lo demás es replicación. Un día el mundo siente que la idea también es suya, se la apropia un poco y la consiente. Y es allí cuando la idea tiene miles, millones de hijos que van a luchar contra las corrientes de la indiferencia, para hacerse un hueco entre los habitantes. Unos hijos morirán y otros permanecerán.
Y aún cabe el corolario: si se encuentra a un hijo inerte, con la motivación necesaria puede revivírsele.
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