Con franqueza puedo decir que cada hombre o mujer en el mundo tiene la responsabilidad de contar algo para los demás. Tiene, y debe contar algo a los demás. Quizá alguien se preguntará por qué mencioné primero al hombre y podría tacharme de misógino. Recomenzaré:
Con franqueza puedo decir que cada mujer u hombre en el mundo... y lo demás. Es posible que esas historias no contadas y almacenadas en la mente de un hombre o una mujer (ahora le tocó al "hombre" porque éste párrafo lo comencé dando primer lugar a la "mujer") se conviertan en demonios que lo persigan a uno en alguna otra existencia. Así como se requiere tener una credencial que nos identifique, debería uno tener licencia que avale que hemos contado una historia importante al mundo.
¿Qué no es el mundo un vórtice de ideas entremezclándose para dar forma a las realidades? No hay nadie que no haya contado al menos una historia, aunque no se percate de ello.
Ah, y este texto es moralmente adecuado (y en este punto aclaro que soy una mujer que fingió escribir como un hombre).
Ana Belladona.
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