Y si es poco lo que se escribe, pero con ello se evita el deterioro emocional de una musa... pues con eso basta. Mejor a cuentagotas que nunca. Es crucial no olvidar las fuentes primigenias de inspiración.
Y si es mucho y sobra, pero con ello se complacen tantos deseos... pues es menester insistir. No hay musa insaciable, pero también guardan palabras en tiempos de apatía creativa. Quizá aquellas ideas lanzadas como semilla germinen en algún punto y retornen a nosotros las esporas que emergieron.
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