¿Habrá acaso alguna forma de estirar el alma lo suficiente como para tocar algún astro deseado? Además, está hecha de plasma, lo mismo que las estrellas, por eso no se quema y pretende tocar la esencia que le parece idéntica a su composición. El alma se arruga, se estira, flota, asciende, puede ser atraída como imán y puede usar golems para explorar temporalmente algunos planetas extraños.
Y a pesar de todo esto es frágil. Hay secuencias específicas de palabras que al pronunciarse pueden fracturar la integridad del alma. Quizá es por eso que de repente, en tiempos aciagos, de rebeldía verbal, incomprensiblemente algunas estrellas desaparecen.
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