Si un escritor relata una historia y no hay nadie para leerla, ni escucharla, ni oírla de ningún modo, ni saber de su existencia ni encontrarla después de mucho tiempo... ¿realmente fue escrita? Entonces piensa, y le cuesta trabajo decantarse por alguna de estas opciones:
a) Escribirla pase lo que pase aunque nunca sea leída por nadie.
b) No escribirla y asegurarse de que realmente nunca nadie la lea.
He allí el dilema, porque aquel que escribe lo hace para ser leído, aunque sea por una persona. Y el que no escribe quizá no espera ser leído por nadie. Y si acaso hay alguien que escribe para no ser leído, entonces es como el que construye una casa para que nadie viva allí, o el que siembra un árbol y lo marchita adrede. Porque el verdadero límite es que escriba y no quiera que sea leído ni por él mismo.
He allí el dilema.
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