Hay una evidencia mal conformada respecto de la diestra o la siniestra cuando sostienen la pluma para escribir. Si la derecha crea y concatena las letras de izquierda a derecha, es lógico pensar que la izquierda lo haga en dirección contraria y con las letras invertidas. Mas no ocurre así, porque el sentido de los libros es siempre el mismo. Esta evidencia nos señala que no estamos acostumbrados a leer en la otra dirección: de derecha a izquierda, con las letras reflejadas. Tal vez esto nos revelaría algún otro dato interesante de una novela: cambiaríamos nuestra forma de criticar al protagonista o de imaginarlo.
¿No sería magnífico crear con la derecha a un artífice de la villanía y con la izquierda al antagonista que lo completa dentro de la historia? Muchos creen que será una locura escribir en la otra dirección, porque ya estamos acostumbrados, pero preguntémosle a un árabe, a un persa. ¿No nos estaremos perdiendo de algo más que no vemos en la flexibilidad primera del texto? Desde mi punto de vista, escribir hacia el otro sentido no sólo despertará nuevas curiosidades en la personalidad, sino que nos moverá el cerebro y quizá obtengamos alguna revelación.
Ya después iremos de arriba para abajo, como en algún chino... Leer por lo tanto una misma novela en varias direcciones no es leerla varias veces, sino leerla desde varios nuevos horizontes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario