¿No tiene pluma? Use un lápiz. Y si no tiene, consiga uno. Enfrentar a la hoja en blanco desarmado no es nada más un olvido o torpeza, es bastante grave. Ahora bien, puede ser que vaya perfectamente enlistado con las armas asomándose por el bolsillo de la camisa: un bolígrafo, un lápiz, pero si no tiene alguna hoja en blanco donde pueda vaciar las ideas también será inútil. En este punto quiero que reconozca que las hojas en blanco también son invitaciones; si estuvieran llenas no tendría dónde colocar las notas. Y sí, seguro lo ha hecho en los márgenes, en esos espacios donde todo se comprime y se abarata.
La literatura también sabe de espacios, de armonía, de alineamientos y concatenaciones. Si carga con una libreta de hojas en blanco no use los márgenes. Sea elegante con los párrafos, porque nunca sabe a quién va a mostrar esa libreta. O bien puede conquistar a alguien o lograr que le tengan lástima. Le recomiendo que la libreta sea de bolsillo, porque esos enemigos-amigos en blanco para practicar los duelos no tendrán piedad. Si carga un folio gigante tardará más en llenarlo y habrá fuga de ideas.
Vaya armado siempre. A veces la literatura cae del cielo y si lo toma desprevenido sería lamentable.
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