Qué inoportuno el velo: puede ser una esperanzadora revelación o un mal presagio. Bajo la tela está una promesa de bellas facciones o una angustia disimulada. Y los ojos de ella, la que lo porta, hablan desde el fondo, en una lengua primero incomprensible, difusa; después la boca del velo son las miradas ocultas tras la tela. Y todo se entiende, porque ya nos adiestró en su lenguaje.
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