Una moneda como aliciente. Una como trampolín. Es sólo una moneda. ¿Qué se puede comprar con ella? ¿Alcanza para hoy? No es la moneda, es la oportunidad. Mañana habrá más monedas.
Todo esto pensaba Federico, el hermano menor de Toño, mientras veía al grande echarse un clavado al muelle para sacar los diez pesos que el turista le había arrojado al agua.
SIGUE
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