Tren Literario

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No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

lunes, 20 de septiembre de 2010

Dominio de sombras.

Para aquél que ha estado mucho tiempo metido en la luz, las sombras de la oscuridad parecerán hostiles. Las áreas son los mismos terrenos que has pisado durante el día, en una dimensión fría, solitaria y apagada. Los ojos que utilizaste para el brillo diurno no son felinos, no sirven para admirar las penumbras en esplendor, pero te aseguro que allí hay algo más que siluetas y trasfondos negros que delinean tus particulares pertenencias. Y en este caso, persisten en tus ingenuas miradas unos fantasmas ilusorios de esencias de objetos. Una prenda colgada en el guardarropa es la misma, pero deformada por tu mente sugestionable. Ya sucedió el milargo, has dado vida a lo que no tenía. Entonces, ¿es real el miedo a la oscuridad? No. Realmente tienes miedo de lo que pueda suceder en ese plano sin luz, de quedarte ciego como realmente eres, porque tus otros sentidos se atrofiaron un poco. Sí, tienes miedo de que se vuelva realidad ese deseo de que eres un dios de tu propia habitación y habrás formulado conjuros subconscientes que modelan la materia y tu prenda del guardarropa será polidimensional. Está movida y manipulada por una forma de vida que no conoces y por lo tanto la juzgas de diabólica y tétrica. Has errado.

Para el que conoce las sombras con mayor profundidad y ha permanecido en ellas el tiempo suficiente, volver a la luz es difícil. Aquí cabe hacer una aclaración importante: estar en las sombras no significa haber nacido en ellas. Conoce las reglas: no todos los seres que deambulan por la luz andan predicando el bien y además no todas las bellas monstruosidades que pululan por los dominios de oscuridad están dedicadas a corromper. El demonio, justamente, es un ser neutral que podrá verse influido, controlado. Bien pueden hacerle un lavado de cerebro para que se dedique a espantar y esas tonterías. La mente lucha constantemente en impulsos repentinos de vitalidad para gritarle a esos sapiens que no, ¡ser demonio no es perderse! Ser demonio es gustar de las sombras, de la paz que las rodea, de elevar los contornos de los objetos a la perfección. Ya has visto cómo es la almohada en la luz y te has perdido de la negrura que delimita su volumen en un plano sombrío. No obstante, si me repiten y me repiten miles de cantaletas que soy lo peor, que sólo sirvo para el mal, que las divinidades del cielo con sus cántaros de agua son el destino ideal, que nadie debe acercarse a mí porque caerán en las sombras... tanto lo han repetido que me lo voy a creer y entonces verán que asesinar a alguien de un tiro es cosa de sapiens, no de demonios. Voy a hacer caso a esas cantaletas y optaré por robar almas y meterlas en jarras de cristal ahumado para mi colección. Tanto y tanto le han dicho al demonio que la sociedad le ha inventado un triste destino por una estúpida concepción maniquea.

Ven, cae conmigo en las sombras y verás los contornos del crepúsculo que se filtra por una rendija, verás que tus ojos evolucionan y no se degeneran. Verás la verdad desde el fondo y no con máscaras hipócritas de sapiens que sólo quieren aplastarte porque has crecido más de la cuenta. Por el momento no hay planes de levantarse y quemar a la sociedad con las llamas, te digo que no, que ser demonio es hacer crecer las alas que te han cortado para que vivas como maniquí. ¿Y dónde más quieres desarrollar los sentidos metafísicos que no sea en un lugar donde nadie te interrumpa ni te critique ni te diga cómo has de vivir tu existencia? En las sombras, oculto, donde sabes que tienes más de un corazón fantasma, porque los dominios oscuros tienen más realidades.

Luego he de mirarme en un espejo en las penumbras, con la luz que rebota desde sitios remotos. Veré entonces la verdadera forma que me he perdido, mi otro rostro. Te lo advierto, si has estado mucho tiempo en la luz te espantarás de tus deformaciones. Si por el contrario, has aprendido que para equilibrarte necesitas la otra mitad del entorno, entonces hallarás verdades ocultas. ¿Te tienes miedo, sapiens? No sabes qué risa me dan esos tipos que le temen al diablo, cuando deberían temerle a los de su especie. Los humanoides jalan del gatillo, los demonios conquistamos con la mirada y los artilugios secretos de los libros antiguos. Cabe hacer otra aclaración aquí: no hablo de brujerías, ni de vudús, ni de santerías escrupulosas, ni de fotografías con marcas ni nada de ese mundanal concepto. Hablo de hipnosis. ¿Te tienes miedo, sapiens? ¿Conoces realmente la oscuridad? Será mejor que no entres en ella si no tienes la iniciativa de borrar el ego que tus amiguitos de la sociedad se han encargado de engendrarte para que continúes con tu infructuosa y rutinaria vida. No todos son infelices. Puedes tener ambas cosas si no ofendes lo que es diferente de ti.

Y supongamos que sucede lo contrario: un ser que nació y creció en la oscuridad le teme a la luz. Le teme al sapiens que se vuelve un maldito. Si el demonio quiso salir y lo lapidaron, ¿esperas realmente que esté agradecido contigo? A este paso: la luz es ruido, la oscuridad es silencio. Luz es contaminación, oscuridad es mundo homogéneo. En la luz habitan los peores del mundo, la escoria a la que de verdad debes temerle, porque en la oscuridad (si lo piensas bien) hallas un escondite para escapar. He de reiterar lo que he estado diciendo: no toda luz es terrible, no toda oscuridad es maligna.

En el dominio de sombras tenemos un deseo, una teoría, el vórtex al que aspiramos los demonios: la combinación de luz con la oscuridad. Si esto sucede, muchos morirán en el intento de readaptación, porque las cosas estarán fundidas, fusionadas en un esquema donde se complementa la información que falta. Y también he de hablar de lo siguiente: muchas políticas prohíben el vórtex. Es mejor tenerle miedo al demonio para que un sapiens que juegue a ser un dios se vuelva el líder de muchos incautos. ¡Pero si no tiene alas el sapiens! Entonces un conjunto de tontos bien seleccionados creerá firmemente en la terrible maldad del demonio porque el líder lo ha dicho. Y así el vórtex está prohibido.

Y antes de huir de la oscuridad actual, deberías intentar comprenderla y ver que la maldición que está próxima a atacarte la has creado tú mismo, porque te convertiste en un dios involuntario de tus propios temores. Adivina. Todas las creaciones de terror son obra de un dios, de dioses... sí, esos sapiens que tuvieron el ingenio suficiente para salirse y dar vida a algo que no lo tenía. Para crear tienes que estar divino. Para crear debes ser el arquitecto de tus obras. Creación de monstruos, creación de ángeles, creación de bichos y de simultaneidades. Y si decido que esa sombra (que va siguiendo bajo el sol al viajero) se levante un buen día... Clon del equilibrio.

Algunos poetas conocieron el secreto sublime de la elevación oscurantista. "Surge, destino oculto...".

Estoy en un dominio de sombras. A veces salgo a la luz para explorar un poco. Y en el horizonte diviso la diferencia de luz que afecta el mundo, los bordes de las montañas cuando anochece, la palmera que se levanta de su tercera dimensión para distribuirse en el tiempo y en el espacio, las luces lejanas... Prefiero que estén allí, siendo observadas, porque un demonio puede ver un punto luminoso en la distancia, pero un habitante de las luces no distingue un punto oscuro de otro y es allí donde comienza el error... Algún día he de hablar de la oscuridad artificial, que es otra materia de estudio.

Te invito a que pruebes las sombras para que tengas con qué comparar esa luz de la que tanto presumes...

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