Tren Literario

Tren Literario
No hay peor libro que el no se escribe, al negarle la oportunidad de existir. -Kuvenn

sábado, 27 de marzo de 2021

Los muchos que somos.

 La producción cósmica nos ha vuelto personajes interesantísimos de los paradigmas de la vida. Somos tan multifacéticos que tenemos el poder de crear más personajes que habitarán las novelas y los cuentos. En alguna noche aburrida podemos merodear entre los enigmas de nuestra psique y encontrar a alguien que nos entretenga, contándonos su vida que luego vamos a contar en las páginas. Esa es nuestra historia, una fortuita búsqueda de todos los que somos y los que no. Y nos podemos pasar una vida entera buscando al mejor alter-ego posible. No lo encontramos, porque la conciencia suele ser como un micrófono interno, un altavoz que toma prestado algún personaje que luego invita a otro.

Si lo supiéramos, quizá deberíamos presentarnos como los muchos que somos en uno. En algún punto somos libros y cuadernos andantes que reparten historias. Al saludar podríamos decir: "¿quién eres hoy?", con temor o sorpresa a la respuesta. O tal vez se podría popularizar un "¿cuántos van ahí hoy?". Y el otro contestaría: "una decena, pero ya casi llegamos". Mientras tanto, se puede ceder la palabra a cualquier órgano del cuerpo que lo requiera y entretener con ello al interlocutor.

Alguien es capaz de sentarse en una sala con sólo una butaca y podríamos ver que allí hay cientos de personajes encimados, con ese ligero error de luz que se desfasa, el que luego llamamos "aura". Era un espíritu asomándose. Somos nuestros propios fantasmas que desconocemos. Y nos propinamos el susto, también lo recibimos. El fabricante y el fabricado. Por eso conviene escribir un libro, para meter allí la voz de alguno y no generar tanta confusión en un solo ser animado. Pero cuidado: una vez suelto el primer ejemplar, los demás no querrán parar. Y tendremos que vaciarlos a todos en las hojas.

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